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Internet

El Gobierno chino refina la censura en la Red

Las autoridades del país asiático han desarrollado con empresas locales y extranjeras efectivos sistemas de filtro

Los internautas capaces de leer inglés se llevaron la semana pasada una agradable sorpresa en China. La página web de noticias de la cadena británica BBC es accesible tras años de haber estado bloqueada por presentar información que el Gobierno considera inadecuada para su población. ¿Significa esto que Pekín está aflojando la censura en la Red? ¿Que está relajando el que es uno de los sistemas de control de Internet más efectivos y sofisticados del mundo? No. Simplemente, la supervisión se ha hecho más refinada y selectiva. El sitio de la BBC en chino sigue bloqueado, mientras que el acceso al de inglés es aleatorio. Pulsar la noticia "China permite a los diplomáticos extranjeros entrar en el Tíbet" enviaba el viernes pasado al lector a una pantalla en blanco con el mensaje "No se puede mostrar la página", y bloqueaba la web unos minutos. Al cabo de un rato volvía a estar disponible, a condición de no querer saber lo que publicaba la BBC sobre las protestas de las últimas semanas en la región del Himalaya. Ayer, sin embargo, las informaciones sobre el Tíbet se podían abrir. No era el caso en YouTube, donde una búsqueda con la palabra Tíbet paralizaba la popular página de vídeos, a la que hace varios días, directamente, no se podía entrar.

Ha aumentado el control sobre webs, sobre todo las que cuelgan vídeos
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"No está claro por qué los internautas chinos, de repente, pueden acceder al sitio de noticias de la BBC tras haber estado bloqueado años. Ni tampoco está claro cuánto tiempo continuará accesible", ha escrito Darren Waters, editor de la sección de Tecnología en el medio británico. "Pero lo que es seguro es que las autoridades chinas tienen un sistema de control dinámico sobre lo que sus ciudadanos pueden o no pueden ver".

El levantamiento del veto puede estar relacionado con los Juegos Olímpicos. Pekín ha prometido que los periodistas que cubran el evento deportivo tendrán acceso libre a Internet, pero no está claro hasta qué punto será así ni si afectará sólo a las instalaciones olímpicas y los hoteles en los que se alojarán los 30.000 periodistas que cubrirán la competición o será una apertura más amplia.

Las autoridades chinas ejercen con destreza el bloqueo selectivo de información. Las emisiones de las cadenas estadounidense CNN y británica BBC son cortadas a menudo -la pantalla de la televisión se queda en negro- cuando emiten noticias relacionadas con temas considerados sensibles por Pekín, como la independencia de Taiwan, el movimiento de inspiración budista Falun Gong -ilegal en China- o las revueltas en el Tíbet.

Pero con una población de 210 millones de internautas y sitios que reciben más de 100 millones de visitas al día, el Gobierno está prestando cada vez más atención a lo que los chinos ven, oyen y dicen en la Red, y ha desarrollado, con la colaboración de empresas locales y extranjeras -como Cisco, Sun Microsystems, Yahoo o Google-, efectivos sistemas de filtrado que detectan el uso de palabras como "democracia", "masacre de Tiananmen" o "Tíbet libre".

Además, ha incrementado el control sobre las webs, especialmente aquellas que cuelgan vídeos. A mediados de este mes, Pekín anunció el cierre de 25 webs y sanciones a otras 32 por incluir contenido calificado como pornográfico, violento o que amenaza la seguridad nacional.

A pesar de que las páginas bloqueadas en China se pueden consultar mediante alguno de los programas informáticos que utilizan muchos navegantes en el país asiático, para el Gobierno se trata de limitar daños y reducir todo lo posible el efecto que el acceso libre a Internet puede tener sobre la poderosa máquina de la propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh).

Pero Internet y la telefonía móvil han cambiado las reglas de juego de la información, y reproducir en la Red el férreo control que las autoridades ejercen sobre la televisión, la radio y la prensa escrita se ha convertido en un quebradero de cabeza cada vez mayor para los censores.

Un grupo de chinos ante el ordenador en una congreso de Pekín.
Un grupo de chinos ante el ordenador en una congreso de Pekín.REUTERS

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