"He pasado miedo haciendo televisión"
"No necesito a Lobatón para encontrar a mi novio". Lina Morgan asegura valerse por si misma para recuperar al hombre que quiere y que la deja plantada en el altar en la serie Compuesta y sin novio, con la que Antena 3 luchará durante una hora para derrotar a Paco Lobatón y a su programa Quién sabe dónde, el más visto de TVE la pasada temporada. La batalla por la audiencia empezará ya el próximo lunes 19, a las 21:30.Ambos estrenan programa en distintas cadenas y los dos ya han saboreado récords. Lobatón, en la anterior edición de Quién sabe dónde; y Lina en las emisiones que la televisión pública hizo de obras suyas, como Vaya par de gemelas. "No sé lo que va a pasar a partir del lunes Pero espero un éxito importante, porque hemos puesto mucho amor en la serie", dice la antivedette madrileña, de 57 años.
"No me hacía ilusión este trabajo. Pero me fui enamorando del personaje, Valentina, cada día más. Y al final me decidí a dar un giro a mi carrera. Me lo tomé como un reto personal que no podía rechazar", afirma Lina Morgan. Después de 20 años de dedicación exclusiva al teatro, la actriz cómica aceptó interpretar por primera vez una serie para televisión gracias la insistencia del director de Compuesta y sin novio, Pedró Masó, y a los cuatro guiones diferentes que éste le presentó.
La serie, de 13 capítulos y con más de 200 actores en el reparto, narra las peripecias de una enfermera de 40 años, Valentina, que cambia de vida cuando su novio, Avelino (José Coronado), a punto de dar el sí quiero, se echa atrás en el último momento. "¡Con la ilusión que me hacía casarme!, que incluso mi hermana me regaló una prenda interior azul como si mi boda fuera real", dice compungida.
"Los primeros días de grabación tenía el miedo metido en el cuerpo. Me sentí como una principiante. Poco a poco fui cogiendo confianza y ahora estoy tan contenta con el resultado de esta serie que en octubre empezaré el rodaje de otra película, ¿Hermana, pero qué has hecho?", asegura la actriz, galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, en 1984.
