Malvados
Ejercer la maldad en serio, en plan profesional, no es tan fácil como puede pensarse. La crueldad, la codicia y la falta de escrúpulos son sólo las condiciones básicas de un buen aspirante. Para desarrollar una carrera exitosa como malvado hace falta mucho más: constancia, ambición y facilidad para el peloteo y el despotismo resultan imprescindibles, igual que en cualquier ámbito profesional; una buena cepa de rencor, tendencia al delirio psicótico y generosas dosis de megalomanía constituyen las características de quienes alcanzan la excelencia en el ámbito del mal. Lo más fácil es quedarse por el camino, sin alcanzar la cima. En tal caso, el malvado se pasa la vida compitiendo con bandas de albanokosovares, despachos de especuladores y demás clase media del ramo.
Uno sabe que ha llegado a la cumbre del asunto cuando es capaz de dañar muy gravemente a muchísima gente, cuando encarna un cierto estilo de maldad y cuando se le reconoce una determinada imagen, personal o corporativa. En esa élite destacan Hitler y sus nazis, que durante décadas han representado el modelo a seguir.
El problema, cuando se ha alcanzado un prestigio indiscutible como malvado, consiste en los detalles. Las propias virtudes profesionales pueden convertirse en peligrosos defectos. La psicosis y la megalomanía, por ejemplo. Es el caso de Kim Jong-il, el dictador norcoreano, cuyos éxitos (hambrunas, miseria, amenazas nucleares) se ven lastimados por esa estúpida chaquetilla corta, de inspiración psicótica, y por el pelito cardado con el que intenta crecer unos centímetros. Toda una vida dedicada al mal, parcialmente echada a perder por una cuestión de imagen.
Otra desgracia es la de ETA. Después de tantas víctimas y tanto esfuerzo contaban con un logo reconocible (la culebrilla y tal), una imagen palurda pero impactante (caperuza y txapela) y una tradición que pocas bandas terroristas han llegado a alcanzar. ¿Vieron la entrevista en Gara? ¿Vieron el "logotipo del cincuentenario"? Ellos parecen el madelman terrorista. El logo podría ser el de una pastelería. ¿Qué harán ahora? ¿Llaveritos del cincuentenario?
Una lástima. Y una prueba más de que el mal está siempre a un paso del ridículo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
Prima de diciembre 2025: ¿Cuál es la fecha límite para recibir el pago y cómo calcular el monto?
Kast gestiona con presidentes de la región un corredor humanitario para devolver a los migrantes irregulares
La Administración Trump amplía a 39 países la prohibición de viajes de sus ciudadanos a Estados Unidos
Lo más visto
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- La UCO precipitó la detención del expresidente de la SEPI porque se percató de que lo seguían cuando iba a una cita con Leire Díez
- El rechazo de Francia y las dudas de último minuto de Italia amenazan con descarrilar la firma del acuerdo entre la UE y Mercosur
- La jueza de la dana declina citar a Sánchez porque no consta que estuviera informado “en tiempo real” por Mazón como Feijóo
- Un tercio de las personas LGTBI+ ha sido expulsado de su casa por su orientación o identidad




























































