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Columna
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Perdón

David Trueba

El otro día en el programa Sálvame a algunos colaboradores se les soltó la lengua. Que se les suelte la lengua en estos programas no es lo raro, lo raro sería que un día anduvieran moderados o hasta tímidos, que optaran por la discreción y en lugar de la opinión contundente abrazaran la reflexión conmiserativa. Pero se les soltó la lengua y acusaron a Cristiano Ronaldo de no sentir los colores de su equipo, sino entregarse a las fiestas tanto prepartido como pospartido. Y para el madridismo, que tu jugador fetiche se lo pase bien antes y después de perder contra el Barcelona en casa, es más o menos como que al Papa de Roma lo tengan que ir a buscar a una barra americana el día de su nombramiento.

Pero todo esto entra dentro de lo previsible. Se dicen estas cosas porque cuelan, son verosímiles y hay que llenar los ríos de emisión en directo. Lo que les atemoriza es que el jugador y el equipo anuncien la intención de querellarse. Hace pocos días el músico Benjamin Biolay le ha ganado el juicio a la cadena France 24 por comentar entre dientes su supuesto lío con Carla Bruni. Visto desde aquí, lo más sorprendente y envidiable es la celeridad con la que los jueces han dictado sentencia, habrá que empezar a pensarse muy seriamente enviar el Estatuto de Cataluña a un tribunal francés y así a lo mejor nos llega la resolución antes de que España sea un cantón de la China. Lo sorprendente ha sido ver a los tertulianos, esos profesionales del rumor maledicente y la pedrada libre de pecado, pedir perdón.

Sonaba igual que si la cosa fuera tan seria como un desmentido de la agencia Efe. "Nos han fallado las fuentes informativas". Venga, hombre, ni que detrás de esas afirmaciones haya un esfuerzo de periodismo de investigación a lo Seymour Hersh. Es más honesto reconocer que en ese contexto uno se permite la calumnia de bareto, la rumorología de cena de empresa o la imaginación desatada del tipo con dos copas. Como la resolución a cualquier querella llegará cuando Cristiano Ronaldo juegue en el equipo de veteranos, pues poco importa. Pero palabras como información, desmentido, y hasta perdón, sería mejor reservarlas para empresas mayores.

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