Pesos pesados
El teatro resulta tan esquivo a la hora de transmitir emoción cuando es filmado como el fútbol en las películas de ficción. Son espectáculos en directo, trabajos de equipo, y enlatarlos resulta tan limitador como enseñarle a un niño lo que es el mar mostrándole una sardina en conserva. Sin embargo, guardamos entre las lecciones formativas fundamentales algunos de aquellos viejos Estudio 1, donde escuchamos por primera vez, sin saber los que escuchábamos, a Arthur Miller, Chéjov, Mihura o Jardiel. Nos familiarizamos con actores como Ismael Merlo, Bódalo, Closas, las Gutiérrez Caba, Fernando Delgado o Rafael Alonso, y no olvidamos aquella mesa que dispuso Pérez Puig para la versión de TVE del Doce hombres sin piedad del neoyorquino Reginald Rose.
Con cierta constancia se trata de recuperar la magia de aquellas retransmisiones, que a veces eran también trascendentes e impostadas, pero quizá lo que hemos perdido es la inocencia. Y también, por qué no decirlo, por muchos que los plastas melancólicos estén siempre con la canción de que cualquier tiempo pasado fue mejor, hoy la gente posee más información y acceso que en otros tiempos, quizá de lo que carece es de armas para defenderse de la imposición de la propaganda.
La pieza elegida para esta noche es Urtain, el biopic del boxeador vasco que urdieron los Animalario con enorme éxito teatral, bordada a la manera impresionista de su magistral boda de Alejandro y Ana. Con una escenografía neblinosa, de ring en blanco y negro a lo Toro salvaje, el texto de Juan Cavestany propone una segunda lectura tras la peripecia vital del juguete roto, donde late la perpetua utilización del deporte por el poder, desde los oros olímpicos a las viejas federaciones franquistas donde se fabricaban mitos con la misma facilidad con la que se invitaba al personal a demolerlos. Con un Roberto Álamo que se llevó todos los premios teatrales por su composición del Morrosko de Cestona, un buen programa doble lo acompañaría del documento sociológico de la España de 1969 de Manolo Summers: Urtain, el rey de la selva... o así. Selva que lo vio lanzarse por la ventana de un décimo piso del barrio del Pilar de Madrid exactamente 22 años después de haberse coronado campeón de Europa de los pesos pesados.
