Raskayú (una necrología)
'Raskayú, cuando mueras, ¿qué harás tú?'. La canción inquietó a la censura: podía referirse a Franco. En primer lugar deshacía un extraño mito, el de que Franco era inmortal, que se mantuvo hasta que murió, claro, cuando le rodeaban de reliquias, y el yerno, Villaverde, uno de los peores médicos de España, luchaba despavorido junto al 'equipo médico habitual'. En París venía a mi casa cada mes un inspector, hacía las preguntas de rigor y después charlábamos y admitía una copita. En la charla me decía: 'Es curioso: algunos españoles creen que Franco es inmortal', y se reía. Yo me ponía serio y alimentaba el mito. 'Lo es. Hay una profecía de san Malaquías que lo anuncia, y de él ha de venir el Imperio hacia Dios, que le está esperando'. 'Permettez-vous?', y me pedía que deletrease Malaquías. (Malachie). Creo que mi historieta cómica aún aparece en los archivos de la DST (División de Vigilancia del Territorio). El segundo verso de la canción molestaba aún más: 'Tú serás un cadáver nada más'. En efecto, no ha sido un cadáver cualquiera: la enorme y pesada piedra del Valle de los Caídos le impedía resucitar.
Mientras escribo recibo un soplido helado en la nuca: ¿es verdad que murió, es verdad que los huesos agusanados y con piel de judío portugués curtida adherida a pingajos son suyos? ¿No es el hombre de Malaquías -que en sí mismo era 'el mensajero' del Dios de los Ejércitos'- el que transita por Cortes y Senado, por las conferencias euroamericanas; no es el que joroba -metáfora, eufemismo, como todo lo que empieza por 'jo'- a los inmigrantes, a los jóvenes, a los pensionistas, a los trabajadores, a los que se aman? ¿No es Aznar una transmigración?
La censura prohibió la canción a veces: algunas emisoras la destruyeron, como el general Galera me arrestó un día en mi despacho de Radio Tetuán y me obligó a destrozar los discos de La corte de Faraón, por su carácter soez. También se prohibió en toda España, con Raskayú, una canción colombiana, Se va el Caimán: el Caimán, decían los censores, era Franco.
Supongo que Bonet de San Pedro, que ha muerto el sábado, estaría rodeado de una fortuna impresionante por sus canciones. No Raskayú, pero sí los boleros. Tenía una voz adamada, como Machín. Entonces empezaba un unisex: ellas cantaban con timbre masculino (como Chavela Vargas); se igualaría un poco más (con los Beatles), y ahora ha vuelto a separarse.