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Cosa de dos
Columna
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Reconversión

El Gobierno francés financiará con 18 millones de euros la reconversión profesional de los periodistas. La idea consiste en enseñar a los periodistas veteranos a manejarse en el terreno de la información digital y las webs. Será un éxito: cuando se trata de periodismo, como se sabe, Internet es una mina de empleos bien pagados. Ni el Gobierno francés ni los periodistas franceses deben ser tontos; cabe suponer, por tanto, que se trata de un gesto cariñoso hacia los sindicatos, o, más simplemente, de quemar con elegancia 18 millones. Aprender los rudimentos de lo que hoy llamamos periodismo digital no requiere más de dos o tres tardes. Descubrir en qué consiste el periodismo en la era digital costará un poco más. Años, o décadas.

Persiste la creencia de que la crisis de la industria de la información, o sea, de los periódicos, se debe a una transformación tecnológica, y que sólo hace falta trasladar el sector a un nuevo carril. Falso. La transformación tecnológica ha reventado las bases de la prensa tradicional y hay que cambiarlo todo. Lo de menos, ahora mismo, es la informática.

Los anunciantes no volverán a hacer cola ante los periódicos, ni volverán las ventas masivas. La publicidad funciona mejor en las redes sociales y el público se ha acostumbrado a obtener de forma gratuita la información que le apetece. Para sobrevivir, los diarios, en papel o en pantalla, deberán encontrar un tipo de cliente dispuesto a pagar una cantidad notable por un producto que les resulte atractivo. No imprescindible, a veces ni siquiera necesario: atractivo.

En los últimos años, la prensa escrita ha sido propensa al error. Sus clientes se llaman lectores, pero ha optado por acortar los textos para evitarles la molestia de leer. Sus clientes buscan lo que no encuentran gratis en televisión, pero ha optado por competir con la tele multiplicando el despliegue gráfico. Sus clientes se sienten parte de una minoría más o menos selecta, pero ha optado por ofrecerles temas más fáciles y "populares". Sus clientes piden más, pero, para recortar costes, se les ofrece menos.

Primero habrá que desandar lo andado. Luego ya hablaremos de reconversiones

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