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Columna
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Responsable

David Trueba

Todos los niños se lo han oído decir a Spiderman, cuando el joven Peter Parker toma conciencia de sus capacidades sobrehumanas: "Con el poder llega la responsabilidad". En la crisis financiera actual, donde los amos del mercado se comportan como hooligans de su propio invento, lo que hay es una enorme crisis de responsabilidad antes que otra cosa. Si un empresario hunde su propia empresa y con ello se lucra no asistimos más que a una dicotomía personal resuelta por el lado más fácil.

En el espionaje a particulares de News of the World, la falta de responsabilidad en el desempeño del oficio, agranda el campo de juego hasta la trampa y el delito. La responsabilidad no se contrapone a la vigilancia externa, como mucha gente se ha creído. Eso ha transmitido un mensaje peligroso: todo está permitido mientras no te pillen. Por eso sorprende tanto que las líneas de defensa del presidente Camps en el caso que se le imputa fueran tan excéntricas. Es preciso respetar con él la misma norma de presunción de inocencia que se lucha, sin éxito, por hacer respetar con otros, pero asegurar que es inocente porque así lo piensan la mayoría de votantes de su comunidad que le han respaldado masivamente es un disparate contable. Los juicios no se resuelven al peso. Y Rafael Nadal puede ser el deportista más querido y admirado de España, pero eso no le exime de pagar a Hacienda.

La línea defensiva que plantearon sus abogados es aún más chocante. Al insistir en que si aceptó los regalos a cambio de contratos millonarios para la organización de actos públicos no lo hizo como presidente valenciano, sino como alto mandatario del partido, promueven un delirio. De aceptarse esta esquizofrenia donde uno es una cosa o la otra según convenga, habría que legalizar la poligamia, porque con una te casas como profesor universitario, con otra como vecino de Alcorcón y con la tercera como socio del Real Madrid. El senador socialista que montó el cirio en una sauna podría decir que lo hizo como padre responsable en el proceso educativo de su hijo y no como representante público. No será que tanta vigilancia y tanta tutela nos está haciendo olvidar el hermoso concepto de la responsabilidad.

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