_
_
_
_
_
Cosa de dos
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Trabajo

Enric González

Parpadean aún las imágenes de los falsos ejecutivos con bombín manifestándose por la Castellana de Madrid. Es lo que tiene el reciclaje: noticia, comentario, parodia, documentación y efemérides; entre una cosa y otra, y apoyándose en Internet (un medio que no es instantáneo, como se dice a veces, sino atemporal: todo al mismo tiempo), cualquier imagen es ordeñable durante una temporada.

Los falsos ejecutivos (o auténticos, disfrazados de falsos) celebraron el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo. Me parece una idea oportuna. Lo suyo, al zambullirse en una crisis económica, es tratar de pasárselo lo mejor posible. Total, nada es eterno. Y el empleo mucho menos.

¿Qué hace falta para divertirse en el trabajo? Primero, un trabajo. Esa condición resulta esencial. Segundo, que el trabajo sea bueno, de los que hacen que uno se sienta realizado: en los andamios se ríe poco, y, a medida que crece el paro, menos. Tercero: tener vocación de trabajador. Desconozco personalmente en qué consiste, pero he escuchado muchas veces lo de "yo disfruto trabajando, porque hago lo que me gusta". Eso se lo he oído decir a tipos cuya jornada laboral consiste, básicamente, en echar broncas, recibir broncas y sufrir infartos, por lo que espero no contraer nunca la vocación. Cuarto: considerar que el propio empleo es creativo, lo cual requiere a su vez una importante capacidad de autoengaño. Diría que esta última es la condición más importante. Cuando uno es capaz de engañarse correctamente a sí mismo, todo lo demás viene por sí solo.

Si creemos que la palabra plusvalía sólo está relacionada con las inversiones financieras, podemos creernos cualquier cosa. Como que el trabajo puede ser divertido. Yo opino que para sobrellevar el trabajo convienen las mismas cualidades que para sobrellevar la cárcel: compañerismo, un mínimo de solidaridad y ganas de fugarse.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_