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Tribuna:VISTO / OÍDO
Tribuna
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Tornaboda

"... y comieron perdices". Los viejos cuentos coronaban así las bodas: no sólo por rimar con "felices", sino por la pobreza del cuenta cuentos. La perdiz era privilegio de grandes: el cazador furtivo que se llevaba las del señor del coto era duramente castigado: incluso le mataban. En los folletines que me saltaban las lágrimas de pequeño, como Los dos pilletes, niños escapados de la maldad humana que les se paraba de su desdichada madre, aquellos "huérfanos del arroyo" encontraban a una compasiva señora marquesa que les llevaba a su palacio y les daba de comer "una suculenta tortilla de patatas", escribía el fólletinista: porque ése era el alimento con el que soñaba en la cocina donde escribía por las noches. País de pobretones. Los imaginarios villanos que casaban con las princesas tenían que hacer enormes esfuerzos, pasar díficiles pruebas que mandaba el rey para conseguir el novio que haría sonreír a la princesa "con su boca de fresa": encontrar el mítico pájaro azul, o descubrir porqué la chica desgastaba las suelas de sus zapatos tan rápidamente. Las cosas han cambiado. Ahora las bodas tienen unos acentos políticos: es el españolismo que se desborda en Barcelona, es la boda de blanco que lucha contra la antiprincesa de cuerpo sin límites a la que Dios castiga con una muerte violenta. Aquí, entre nosotros, se está acostumbrado a que los cuentos terminen bien. (Cuentacuentos: un arte nuevo que recuerda al bululú, o cómico solitario; viene de América, donde debió terminar el pobre actor, y aquí hay escuelas y festivales. La palabra no está en la Academia, pero tiene belleza).

(La cocina del folletinista: no sólo, sino los de más empeños, tenían que escribir en las cocinas y por las noches: donde quedaba un poco de calor, cuando había silencio en la casa y nadie les reganaba. Así hizo Astrana Marín la traducción de las obras de Séneca y de las de Shakespeare).

("Con su boca de fresa": fuerza de la rima con princesa. En Rubén: "la princesa está triste, qué tendrá la princesa... ").

(Villano: gente del estado llano - que habita la villa. Sinónimo de "ruin, indigno, indecoroso" (Academia), porque desde la nobleza, dueña del lenguaje y del castillo, el rústico no Podía tener otra condición).

(Suelas de zapatos: otra pesadilla del cuentista, para quien el desgaste de los zapatos de la familia era una tortura económica). (¡Ah, tornaboda!: "Día después de la boda", Academia).

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