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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El cine en la pequeña pantalla

Cuatro películas para el sábado y el domingo. Ante todo, una película de Alfred Hitchcock es siempre interesante aunque, como en este caso, no se trate de una de las grandes. No obstante, Sabotaje tiene una de las inimitables secuencias de tensión: la de la estatua de la Libertad en Nueva York, que siempre se agradece volver a ver. El despegue es la primera película del checo Milos Forman en los Estados Unidos: una curiosa comedia de costumbres que da pie a un nuevo Cinefórum. de Radio 3, emisora de frecuencia modulada de Radio Nacional de España, esta vez transmitido en directo desde Sitges. Las otras dos películas son, Harper, investigador privado, de Jack Smight, con la presencia siempre convincente de Lauren Bacall y Paul Newman, y Loca por la música, otro caramelo pasado de gusto a cargo de Deanna Durbin, dirigida por el alemán afincado en Hollywood Henry Koster y música de Leopold Stokowski.

La cresta de la ola

Alfred Hitchcock fue, y es por lo que sigue vivo, uno de los cineastas más complejos y profundos de la historia del cine. Era frecuente hace unos años -ya mucho menos, aunque aún quedan miopes, tontos y campanudos residuales, que siguen sin enterarse- reducir al cine de este viejo geómetra del espíritu a la condición de fruslería, de trivial pasarratos y de diversión intrascendente para gente ingenua. Pero, poco a poco, a medida que el tiempo hace reposar la obra de este singular explorador de las emociones humanas, los aspectos juguetones de sus filmes se van entibiando y queda de ellos su gravedad implícita, el enorme conocimiento de la condición humana que permitió a Hitchcock jugar con esas emociones como si fueran resortes, hasta él inexplorados, de la identidad de este tiempo y del arte de este tiempo, el cine.Rara es la película de Alfred Hitchcock, incluidas las más mecánicas, aquéllas en que. menos puso en riesgo sus convicciones íntimas, como es el caso de este Sabotaje, fechado en 1942, y que fue su quinto filme realizado en Estados Unidos, en que las aparatosas tracas de acontecimientos y los inverosímiles sucesos y situaciones de cima no encubren -Hitchcock era un fabulador desbordado, pero paradójicamente pudoroso, ya que se resistía a poner a la intemperie sus ideas personales y dejaba a éstas en los cimientos profundos de sus historias- una visión enérgica, vasta y sorprendentemente brillante de algún ángulo vital o alguna cuestión candente de la estética contemporáne a.

Relato trágico

En Sabotaje Hitchcock despliega su imaginación para resolver uno de los problemas del relato contemporáneo que más le preocupaban y sobre los que más investigó a lo largo de su carrera: el viejo principio, uno de los axiomas formales de la tragedia antigua, según el cual el relato trágico debe comenzar en la cresta de la ola para seguir ascendiendo a cotas de intensidad aún mayores. Psicosis, Vértigo y Con la muerte en los talones, tres de las obras supremas del cineasta inglés, son la cristalización definitiva de este esfuerzo de investigación formal de altos vuelos, emprendido parcialmente por Hitchcock en sus comienzos dentro del cine británico, y del que este Sabotaje es un escalón intermedio, un precedente fundamental para entender tanto el matemático desarrollo de esas tres grandes películas citadas, como su alcance intelectual y su aportación al patrimonio de la cultura de este siglo.

El relato llamado Sabotaje ofrece, en efecto, ciertas peculiaridades innovadoras respecto del cine anterior de Hitchcock. Aun siendo el mismo de siempre, Alfred Hitchcock en esta película, menor dentro de su filmografía, combina en algunas secuencias de choque, tan características en él, un juego entre un escenario cotidiano, perfectamente conocido por el espectador, una acción insólita que tiene lugar en ese escenario, y que es opuesta al significado automático que el espectador da a ese escenario, y un tercer factor no menos esencial: un tiempo imposible, completamente irreal.

En este sentido, merece la pena observar con detenimiento en Sabotaje la fámosa secuencia de la estatua de la Libertad, para intuir que es un ensayo general de algunos momentos neurálgicos de su cine, como los. arranques de Vértigo y Psicosis, entre otros. La espeluznante escena del asesinato de Janet Leigh en el baño, en la segunda secuencia de esta última, puede destriparse con el mismo bisturí y ofrecerá entrañas sorprendentemente similares, sobre todo en lo relativo a conjunción de escenario cotidiano, acción opuesta a la función de ese escenario, y ritmo temporal soñado en el suceso, que el espectador interioriza hasta convertirlo en un suceso propio, en un fantasma o un terror íntimo. Tal es la penetración en algunas esquinas atemorizadas del psiquismo humano de que hace alarde Hitchcock, que se diría que sus filmes inventaron esas esquinas, o que las despertaron de su modorra de milenios.

Sabotaje se emite hoy, a las 15.35 horas, por la primera cadena.

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