En directo
Este fin de semana las televisiones tenían un repleto menú de directos. En La 2, Rock in Rio, a 30 kilómetros de Madrid, a pesar del nombre. Un evento enorme. ¿Por qué demonios no se puede celebrar un festival de música sin cobijarse en grandes principios? Aparentemente, Rock in Rio quería mejorar el mundo... en fin. Lo importante fue la música, y la gente de TVE fue respetuosa con ella. Los locutores la dejaban escuchar y las cámaras no cayeron en la tontería de querer hacer, ellas también, música con encuadres mareantes. Miraban lo que pasaba en el escenario. El sábado terminó con The Police, tres tipos en el escenario, sin coristas, con sus cacharros de siempre. Soberbio.
Ayer, también en La 2, el Tour aguardando las etapas con más pelea. Con todo, hay quien lo sigue entero aunque sólo sea para disfrutar del paisaje. En TV-3 y Tele 5, la fórmula 1 desde Silverstone. En la fórmula 1, las cámaras están infiltrándose en todos los rincones de las máquinas para no perderse ningún ángulo. Ayer, sin embargo, la lluvia cegaba a muchas de ellas y daba idea al espectador de lo peliagudo que era conducir en estas condiciones. Lo más reciente: la cámara térmica. La emplearon un poquito en cambios de neumáticos. A uno le sorprende, sin que debiera, ver gracias a esa cámara que los neumáticos que ponen al coche están igual de calientes que los que sacan... los tienen en una manta-estufa. El delirio de los mimos técnicos. Lo mejor del día fue el Nadal-Federer (Cuatro) en Wimbledon. Lamentablemente, la lluvia que en Silverstone añadió espectáculo, aquí lo entorpeció. La gramática televisiva del tenis no ha cambiado mucho, salvo como auxilio en las decisiones arbitrales del fuera de línea y cuando dan la velocidad de la pelota. Es mejor. La emoción estaba, sin más, viendo a dos grandes artistas de la raqueta. Cuatro repescó osadamente su lema de la Eurocopa. ¡Podemos! Y así fue.