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Reportaje:

"No quiero que House sea feliz"

David Shore, creador de la serie médica de Cuatro, reivindica el sarcasmo como una forma terapéutica de analizar la sociedad

El doctor Gregory House es capaz de felicitar a una paciente por batir el récord de la clínica con un gigantesco tumor que pesa 12 kilos. Es una muestra del sarcasmo que se gasta el protagonista de la serie House, que emite Cuatro los martes (22.00), interpretado por el actor británico Hugh Laurie. El padre de la criatura, el guionista canadiense David Shore, reconoce que su popular personaje es "muy borde", aunque le salva su eficacia para diagnosticar las enfermedades más extrañas.

Shore es una de las estrellas de Kosmópolis, la bienal literaria que se celebra estos días en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. El creador de House ha acudido encantado a la cita, porque reivindica la escritura de guiones como una disciplina más de la literatura. "Mi principal interés es reflexionar sobre las relaciones humanas, uno de los temas fundamentales de la literatura", apuntó ayer el guionista en un encuentro con la prensa.

El guionista, que se inspiró en Sherlock Holmes, prepara una nueva serie policiaca

Los que disfrutan con el cinismo del médico televisivo tienen cuerda para rato, porque Shore no se plantea ni por asomo convertirlo en un blandengue: "No quiero que sea feliz. Mientras la serie se mantenga con el mismo éxito, tendré libertad para hacer lo que quiera. Por lo tanto, Gregory House seguirá siendo un amargado".

No es extraño que Shore reciba la invitación de un festival de literatura para desentrañar los entresijos de Gregory House, porque su personaje se basa en un héroe libresco: Sherlock Holmes. Ambos son misántropos y tienen la misma pasión investigadora. "Es una serie de misterio. Ni siquiera pensé en un médico, porque eso fue una decisión de la cadena Fox. También es filosófica, porque los personajes explican su visión de la condición humana. El protagonista vive en medio del dolor, tanto interno como externo. No me inspiré en un médico real, aunque de haberlo hecho tampoco lo confesaría. Ningún paciente aguantaría a un doctor así. Gregory House es una versión moderna y exagerada de Sherlock Holmes".

En Internet se multiplican las páginas en las que se recogen algunas de las frases más célebres y punzantes del doctor House. Dos ejemplos: "¿Su ex novio se parece a su marido? Pues tenga el niño, no se enterará. Pasa en las mejores familias, querida. ¿Por qué no en la suya?"; "los quinceañeros suelen hacer otras cosas: esnifar pegamento, pillar ladillas..." (dirigida a un joven que cuida a su madre). A juicio de Shore, -que las pasa canutas para idear chistes groseros- , su antihéroe no sería tan creíble si lo protagonizara un actor diferente a Laurie. "Si hubiéramos escogido al típico actor guapo, el espectador acabaría odiándolo. Por el contrario, Laurie provoca empatía", señala el guionista, y añade: "Gregory House es como una montaña rusa. A veces está eufórico, aunque para llegar a ese estado necesita las drogas que se toma para aliviar el dolor de la cojera".

¿Cómo es posible que un personaje tan borde genere esa simpatía? "Porque representa la racionalidad. Lo importante no es lo que dice, sino lo que hace, que siempre es algo bueno y sin ánimo egoísta. No he recibido críticas por sus comentarios sobre las enfermedades".

Al igual que otras series de hoy, de Los Soprano a South Park, el sarcasmo es uno de los rasgos centrales de House. Poco queda ya de la ramplonería de tipos añejos, como los hermanos de Bonanza y trozos de pan similares. "Los espectadores no quieren héroes. No son personajes realistas y atentan contra la inteligencia del público. Ahora es un buen momento para las series televisivas, porque se puede mostrar con sutileza la complejidad de un ser humano. Las relaciones entre las personas apenas cambian con el tiempo, pero pienso que la sociedad se toma ahora las cosas menos en serio", sostiene el guionista, que tiene entre manos un nuevo proyecto: una serie policiaca para la NBC.

Tampoco descarta escribir una novela en el futuro, pero en la actualidad está demasiado ocupado con los capítulos de House. "La televisión norteamericana es diferente de la europea. Allí se ordeña la vaca mientras dé leche. Espero que dure muchos años, aunque me temo que se alargue más de lo deseable".

La tirantez entre el malencarado House y su jefa, Lisa Cuddy, no acabará por ahora en romance al estilo de Luz de luna, la mítica serie protagonizada por Bruce Willis y Cybill Shepherd. Y su ex mujer, la asesora jurídica Stacy Warner, seguirá ignorando sus tímidos arrumacos. "Si todo le fuera bien, caería muy mal", remacha Shore.

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