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Columna
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A la vista

David Trueba

El PP no tiene un plan oculto. Más bien sería un plan no autentificado, con su líder empeñado en no soltar prenda. Llamarlo oculto es despreciar la capacidad de observación de los votantes. No es un partido alejado del mando que ahora se hace con las riendas de Gobierno, como puede pasar con Amaiur. Las decisiones tomadas en sus comunidades autónomas son más elocuentes que cualquier ambiguo programa electoral. Sería la primera vez que un programa contiene otra cosa distinta a promesas de color de rosa. Entre tanto van filtrándose intenciones. Las televisiones autonómicas son un recurso fácil para el electoralismo. Los Gobiernos autónomos del PP no han sido ejemplares en su manejo, sino todo lo contrario. El deseo de cerrarlas o agruparlas, suena a promesa electoral de centralismo responsable, pero incoherente con lo que ha sido su acción de poder a lo largo de años. En ningún sitio las cierran, sino que las alimentan de mayor sectarismo. Serían más creíbles en este territorio promesas que pasaran por promover mecanismos de no interferencia política y firmeza en las auditorías del gasto y contratación. Con eso nos conformábamos.

Las últimas semanas, cargadas de premios periodísticos para los servicios informativos de TVE, traen una sensación de último aliento. Como si se corriera a premiar lo que puede desaparecer. Como cuando se le hace un homenaje a los ancianos artistas, que son mitad entierro anticipado, mitad celebración justa. Ojalá no suceda así y ese sentido común del que presume Rajoy como única guía en su actuación de Gobierno le permita hacerse eco del grado de confianza de los telespectadores con sus informativos públicos.

La insistencia de Rajoy en que tanto la educación como la sanidad pública se financiarán cuando aumente el empleo y por tanto la recaudación estatal, deja todo en el aire. No es probable que el empleo aumente por el mero hecho de la alternancia política, no pasa en Portugal ni Grecia ni Italia. ¿Qué pasará entonces con esos servicios públicos entre cuentas tan dañadas como las que presenta nuestra horizonte inmediato?

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