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Crítica:flamenco | música
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una lección de Manolete

Hace 20 años, el flamenco más estilizado todavía se bailaba como lo baila Manolete, o el Güito, o Mario Maya, por no hablar del baile de mujer de escuela sevillana, con los pies juntos y el braceo sensual: el baile flamenco es sugerente o no es baile flamenco. Así lo hizo Manolete en el Mercado de La Unión el martes, en la gala que cerraba las actuaciones estelares para dar paso al famoso concurso del Festival Internacional del Cante de las Minas, que comenzó anoche.

Es un baile que no necesita de grandes propiedades atléticas: no está hecho para exhibir ejercicios gimnásticos inútiles.Es un baile construido para transmitir belleza y emociones. Manolete bailó así: con sobriedad y riqueza, con galanura y autenticidad, con variedad y sin estridencias. Bailó farruca y alegrías y todo en el tiempo justo, sin esas largas sesiones de muchos bailaores actuales, aburridas y repetitivas.

Manolete bailó con sobriedad y riqueza, con galanura y autenticidad

Como hoy la retina de los espectadores está acostumbrada a esa carrera gimnástica hacia ninguna parte y al sudoroso esfuerzo de algunos bailaores mediáticos, queda sorprendida cuando aparece alguien como Manolete. Les cuesta entrar en esta otra concepción del baile, pero acaban degustando su riqueza.

Antes del baile de Manolete, la gala contó con el cante de Manuel Cuevas, Nano de Jerez y El Lebrijano. Cuevas tiene una tendencia a alargar los tercios y a elevar la voz como un tenor, aunque esta noche quiso estar más recogido. Ofreció un largo recital para abrir la velada.

Nano de Jerez es, por bulerías y soleás, un excelente cantaor, con todos los matices de los gitanos del barrio de San Miguel de Jerez. Aunque el martes en La Unión no parecía tener la voz en sus mejores condiciones. Hizo su habitual pataíta al baile por bulerías, que siempre llega a los espectadores.

Finalmente, Juan Peña, El Lebrijano, fue recibido como un grande, uno de los cantaores que más han aportado al flamenco en los últimos 40 años. Pero, si su estado permanente de voz y facultades es el que le vimos esta noche unionense, hay que decir -dolorosamente- que ya no es, ni mucho menos, quien fue.

Manolete, de blanco, bailando en La Unión.
Manolete, de blanco, bailando en La Unión.PEDRO VALEROS

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