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Reportaje:Historia de este vestido | Del garabato en papel a la pasarela. Así se crea una pieza de alta costura | moda

En la trastienda del mito

Viaje a los talleres de costura de Chanel en el 125º aniversario de su nacimiento

Los tres pisos más altos del edificio de Chanel en el número 31 de la parisiense rue Cambon raramente salen en las fotos. La escalera forrada de espejos o el apartamento de tupida decoración son las postales que habitualmente se eligen para mandar recuerdos de Coco.

Pero son las más de 100 trabajadoras, ni guapas ni especialmente elegantes, que ocupan las asépticas salas de los talleres de alta costura quienes, puntada a puntada, dan vida al mito de una mujer que esta semana habría cumplido 125 años.

Son las más de 100 mujeres, ni guapas ni elegantes, quienes, puntada a puntada, dan vida al mito
Martine traduce en un patrón las ideas que Lagerfeld vuelca en un boceto más artístico que técnico
Chanel definió a la mujer moderna a la medida de su personalidad: fiera, independiente y libre
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Lo cual no quiere decir que su relación con la señorita (siempre fue Mademoiselle para sus empleados) fuera fácil. Obsesiva y tiránica, trabajó hasta la muerte, en 1971, en unos salones inaugurados en 1928. Tenía 87 años y hasta el final hacía temblar el edificio con sus ataques de ira y con su angustioso perfeccionismo.

El fotógrafo Douglas Kirkland pasó en 1962 tres semanas documentando su compulsivo método de trabajo. Un libro, Coco Chanel, three weeks, recopila ahora esas imágenes (unas famosísimas, otras inéditas). Con el eterno cigarrillo Gauloise colgado de los labios, Chanel parece luchar con saña contra cada costura. Ella misma es quien cose y descose las prendas sobre el cuerpo de las modelos hasta la madrugada. Irreductible y apasionada, pero también permanentemente insatisfecha. Había vuelto a trabajar ocho años antes, tras 15 de inactividad y del exilio suizo al que le obligó su romance con un nazi durante la II Guerra Mundial. Se entregaba a la moda hasta la extenuación porque estaba, y acabaría, sola.

El hombre que hoy comanda a las artesanas de la rue Cambon comparte su ética del trabajo. Karl Lagerfeld celebra este año dos aniversarios: 70 años de vida (10 de septiembre) y 25 al frente de Chanel. Tras la retirada de Valentino y la muerte de Yves Saint Laurent, es el último superviviente de los creadores de alta costura clásicos. Pero no sería extraño que, como a Coco, sólo la muerte consiga apartarlo de su oficio. Lo que no comparte con ella, a pesar de que a muchos les guste llamarle el Káiser, es su carácter despótico. "Sé que puede parecer agresivo, pero es sólo una fachada. Es accesible y receptivo", explica madame Martine, jefa de uno de los tres departamentos en que se dividen los talleres de alta costura, el de vestidos fluidos. Lleva 18 años en la casa y empezó con Pierre Cardin, cosiendo 150 botones en tres frenéticos días de 1966.

Los tersos mofletes y el pelo corto y rubio de madame Martine le quitan años y le dan un aire apacible. Las 42 mujeres a su cargo pasaron más de un mes confeccionando los trajes de alta costura para el próximo otoño, que desfilaron en el Grand Palais el 1 de julio. Pero el rol de Martine va mucho más allá de las sisas impecables. Las ideas de Lagerfeld toman la forma de un boceto mucho más artístico que técnico y es ella quien debe traducirlo en un patrón. Lo realiza en tela blanca y se lo presenta a Lagerfeld con la esperanza de haber acertado. "Un croquis es como una incógnita. Pero me encantan los enigmas y, con el tiempo, vas conociendo los gustos y los códigos del diseñador. Lo que a otros les parece sólo un garabato, para mí es un drapeado. De todas formas, lo bonito de este trabajo es que, si das el mismo boceto a tres personas distintas, obtienes tres vestidos completamente diferentes. Es lo que hacía Saint Laurent".

La coincidencia del aniversario con una película y una serie de televisión sobre Chanel han puesto de actualidad a un personaje francamente dramático. Aunque el potencial del cuento de una huérfana que se convirtió en la reina de la elegancia ya lo vio Broadway en 1970. Katharine Hepburn, con 60 años, fue la protagonista del que, en su momento, fue el musical más caro de la historia. En todo caso, la proliferación de fotos históricas y actrices caracterizadas no hace más que subrayar cuán presente está Coco en nuestras vidas.A través del guardarropa, Chanel definió a la mujer moderna a la medida de su propia personalidad: fiera, independiente y libre. Su logro fue conseguir que todas las mujeres se parecieran un poco a ella.

No deja de resultar curioso que el nombre de la mujer que dinamitó el sistema de la alta costura haya acabado convertido en el guardián de su supervivencia. A pesar de los esfuerzos de Chanel, la empresa que le ha sobrevivido está controlada por los misteriosos descendientes de Pierre Wertheimer, con el que se asoció en 1924 para lanzar perfumes. Es una de las pocas grandes firmas de moda que sigue siendo familiar. Su independencia le permitió en 2002 empezar a comprar algunos de los últimos talleres de artesanos especializados en alta costura para asegurar su continuidad. Entre los siete que posee está el del bordador François Lesage.

Decir que Lesage, de 79 años, es una institución de la moda francesa no sólo es tópico, sino también impreciso. En una habitación de su taller de tres plantas en Montmartre archiva más de 60.000 muestras. Todos los bordados que su familia ha confeccionado desde que sus padres lo abrieron en 1924. Una auténtica cueva del tesoro de la historia de la moda. "Las cosas han cambiado mucho desde los tiempos de Chanel", cuenta con nostalgia. "Karl dice que del mismo modo que no hay fiesta nacional sin fuegos artificiales, no puede haber vestido sin bordados. Menos mal que nos queda él. La alta costura es una cultura, una filosofía. Pero el perfume se ha ido, ahora todo el mundo usa colonia. Decidí vender a Chanel para asegurar el futuro del oficio que amo, aunque no pienso dejar de ejercerlo mientras viva".

El engranaje está en marcha. En los laberínticos dominios de Lesage, 11 personas pasan siete días volcadas sobre bastidores de madera para bordar minúsculos tubos metálicos sobre paños de lana. Las telas llegan con los patrones dibujados. Luego serán cortadas y ensambladas en la rúe Cambon por madame Martine y sus costureras. Cinco días después, convertida en un fabuloso abrigo de cóctel rematado por plumas de avestruz, será una de las primeras piezas de la colección de otoño 2008 en desfilar. El sexto de los 64 conjuntos que emergen de una construcción que simula gigantescos tubos de órgano en el centro del Grand Palais. Denisa, una delicada belleza checa de 18 años, trota ligera con él, ajena a la entrega y dedicación de tanta gente que porta. Tampoco Iekeliene, tras ella, tiene por qué saber nada sobre la camelia que decora el curioso complemento que Lagerfeld ha decidido que luzca: un marco alrededor de la cara.

La flor de tela ha sido confeccionada por madame Gilbert Martin en Lemarié. Aunque la especialidad de este taller son las plumas, ella es quien, desde los setenta, realiza las innumerables versiones de la flor favorita de Coco que Lagerfeld imagina. Unas 20.000 al año. "Al principio no había tanta variedad", cuenta Sophie Lartigue, puente entre el diseñador alemán y este taller. "Ahora se han multiplicado las posibilidades en tejidos, y formas. Las hemos hecho en plexiglás, denim...".

Uno de los mayores méritos de Lagerfeld ha sido su irreverente uso del legado y los códigos de Chanel. El descaro y la ausencia de nostalgia, junto con la entrega de los artesanos, es lo que aún colorea las mejillas del mito. Lo que lo salva de haberse convertido en un pintoresco cadáver sobre el que hacer películas. Como dijo mademoiselle: "La innovación fallida es penosa: la reconstitución siniestra".

Audrey y Shirley

Un rumor persistente habla del interés de Demi Moore por dar vida a la diseñadora. A la espera (o no) de que tan sorprendente casting sea alguna vez confirmado, dos actrices se han metido en los trajes y las flacas carnes de Mademoiselle. Shirley McLaine la interpreta en su solitaria vejez en Coco Chanel, miniserie de la cadena estadounidense Lifetime que se emitirá en otoño. Audrey Tautou dará vida a la joven de campo que sueña con ser corista y asciende gracias a sus amantes adinerados en Coco avant Chanel. Dirigida por Anne Fontaine, se espera su estreno en 2009.

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