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Reportaje:

Aires europeos en el cómic japonés

Frédéric Boilet y Aurélia Aurita encabezan la vanguardia de la 'nouvelle manga'

"¿Qué es eso?", responden las lolitas y los devotos de Osamu Tekuza cuando se les pregunta si leen nouvelle manga. El pasmo de los otakus (aficionados a los tebeos japoneses) más puristas no es raro, porque esta corriente da la espalda a los gustos comerciales del género. Prescinde del adolescente como público. Los popes de la nouvelle manga son Frédéric Boilet y Aurélia Aurita. Ambos comparten tantas cosas, que hasta son pareja. El lector de Aurita lo sabe bien. En Fresa y chocolate, la autora exhibe sin tapujos sus juegos sexuales con Boilet. El título de la obra, de la que ya han aparecido dos entregas, tiene unas connotaciones íntimamente escatológicas no aptas para recatados.

Su compañero tampoco se queda atrás. En La espinaca de Yukiko, narración de un idilio efímero, la ternura apenas da para cubrir tanta turgencia carnal y autobiográfica. Las obras de la nouvelle manga las publica en castellano la editorial Ponent Mon, que lanzó uno de sus álbumes más representativos, Japón, compendio en viñetas de la filosofía de esta tendencia renovadora en la que varios autores europeos y nipones daban su visión del imperio mangaka. En eso, precisamente, consiste su envite: en crear un diálogo creativo entre unos y otros, en mezclar la estética japonesa con la del BD (bande dessinée) de la tradición franco-belga. "Pretendemos conseguir un registro universal. Consideramos que eso sólo se puede conseguir con lo cotidiano, sea autobiográfico, documental o ficticio", explicaba Boilet ayer en el Salón del Manga barcelonés.

Pero no se trata sólo de una iniciativa estética, ya que también abandera cierto activismo. "Luchamos por nuestros derechos como autores. No podemos ceder lo que es nuestro a los editores y los agentes comerciales", añade el gurú de la movida, afincado en Tokio desde hace años. A su lado, Aurita apenas abre la boca y se excusa por su... ¡timidez! "Hablo de las cosas que me ocurren, de mis sentimientos, de lo que me afecta", dice.

En esta aventura, no están solos. El núcleo duro (por combativo) de la nouvelle manga lo completan Little Fish y Kan Takahama. Sin embargo, han conseguido muchas adhesiones a su causa, que cuenta con el apoyo de autores como el maestro Jiro Taniguchi, Oda Hideji (El solar de los sueños), Étienne Davodeau o Joann Sfar.

Si bien todavía minoritaria, editoriales de varios países hacen ya hueco en su catálogo a la corriente vanguardista. Uno de los rasgos de la nouvelle manga es que, en su mayoría, las obras mantienen el sentido de lectura europeo, de izquierda a derecha, y no a la inversa, como sucede en el manga tradicional. Además, frente a lo caricaturesco, apuestan recurrentemente por un realismo casi fotográfico. A los otakus, claro, no les gusta nada ese cambio de costumbres. "No es nuestro público. Es una cuestión de prioridades. O haces algo pensado para vender muchos ejemplares o haces lo que quieres y esperas el resultado", concluye Boilet.

Viñeta de <i>La espinaca de Yukiko, </i>de Frédéric Boilet.
Viñeta de La espinaca de Yukiko, de Frédéric Boilet.

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