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Diseño

Clásicos que se ponen al día

Anatxu Zabalbeascoa

¿Cómo actualizar los clásicos? ¿Deben ponerse al día? El año pasado la empresa finlandesa Artek convocó un concurso para pintar una de las piezas estrella de su catálogo, los célebres taburetes de Alvar Aalto. ¿Era una manera de revitalizar un clásico o una estrategia para explotarlo? ¿Es posible convertir un long seller, un diseño con lugar propio en la historia de la disciplina, en un objeto de temporada? A la pregunta de si retocar los clásicos contribuye a su vigencia o a su desmoronamiento siguen contestando las empresas. Y la acción, sutil, pero firme, ha usurpado el puesto del inmovilismo y la veneración de antaño.

La firma danesa Stelton -creada por el hijo adoptivo de Arne Jacobsen, Peter Holmblad, hace 50 años- ha encargado al modisto británico Paul Smith que haga un traje nuevo a la célebre serie Cylinda. Jacobsen la diseñó pocos años antes de morir, entre 1964 y 1967. Por aquel entonces, el diseño de estos instrumentos para cóctel compartía la mesa de trabajo del arquitecto danés con los bocetos para los apliques del St. Catherine College, en Oxford, y con la sensualidad y la racionalidad de las butacas Cisne y Huevo que Jacobsen dibujaba para su célebre Hotel SAS de Copenhague.

La coctelera cilíndrica, el famoso cenicero, las pinzas o los cuencos de acero inoxidable pulido estaban ideados por un esteta racionalista que precisaba satisfacer también ese placer de los ojos cuando se tomaba un dry martini que aspirara a ser perfecto. Pocas series de elementos pasan inalteradas y completas a la historia del diseño industrial. Pero la Cylinda de Jacobsen, un arquitecto que solicitaba hacerlo todo en sus proyectos -desde los tiradores hasta los grifos- llegó para quedarse.

Ante el reto de mejorar lo que parece inmejorable, el modisto Paul Smith ha echado mano de su receta infalible, su legendario classic with a twist (clásico con un guiño). "Jacobsen me imponía. No quería faltar al respeto a un diseñador genial. Me pregunté qué podía aportar. Y al final decidí apostar por el color. A la serie original no le faltaba, pero en la actualización podría no estar de más", explica. Smith ha hecho un imperio de los pequeños cambios. Partiendo de las mejores telas y cortes, firma trajes con forros inesperados o con un ojal de otro color. "El resultado es que el que lo lleva se siente especial. Pero ese sentimiento no lo muestra. Se lo guarda para sí". La nueva versión de Cylinda, que en el catálogo de Stelton firman Jacobsen y Smith juntos, no aspira a retocar el clásico. Es solo una serie limitada, un objeto de temporada. En general, se conforma con una marca de color. Aunque en la serie Statements Smith ha impreso en los diseños de Jacobsen argumentos de su propia felicidad: "Tómate el placer en serio" o "Empieza algo nuevo", puede leerse en letras doradas sobre fondo negro en algunas de las piezas.

Así, ¿son intocables los clásicos? La realidad demuestra más bien lo contrario. Para que permanezcan como tales se deben actualizar continuamente. Vitra renueva el color de sus sillas de plástico cada cierto tiempo. Sucede también con el grafismo. Piensen en la botella de Coca-Cola. Ha ido cambiando sin que apenas hayamos reparado en ello. La cuestión está en si los productores de los iconos históricos los quieren ver en las vitrinas de los museos o en las de los comercios. Si atendemos a las decisiones de las grandes empresas del sector, parece que la eterna juventud de los clásicos obedece a algo tan sutil y vital como el pequeño cambio perpetuo.

Las butacas Plastic de los diseñadores Charles y Ray Eames.
Las butacas Plastic de los diseñadores Charles y Ray Eames.

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