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diseño

Comodidad a cuatro patas

Ésta es una silla sin miedos. No teme el paso del tiempo ni el contacto con los niños. No se inmuta con la lluvia ni con los cambios de modas. De aluminio y coloreada, la silla Lula es más que una apuesta de temporada para hacer vida en el exterior.

Su aparición en Milán lleva aire fresco al diseño español e indica que no todo está hecho: un mueble puede ser expresivo sin que su forma enloquezca. Puede también ser ergonómico y alegre a la vez. Lula está firmada por Lagranja, un estudio barcelonés que, nadie es perfecto, se autodefine como laboratorio. Es de rigor reconocer que en esta butaca de exteriores -creada con curvas que suavizan sus formas a prueba de niños- los diseñadores Gerard Sanmartí, Gabriele Schiavon y su equipo no sólo han ensayado experimentos, sino que han logrado cuajar propuestas. El respaldo de la silla, envolvente, recoge la espalda a la manera en que la ergonomía se ha preocupado siempre de recoger los riñones. Ese hueco abraza y asienta a la persona. www.lagranja.it

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