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Estilos

Esto no es Tokio, por más que a veces lo parezca

Se desata la pasión por el 'manga' en el salón barcelonés

Los otakus aprovecharon ayer la apertura del Salón del Manga de Barcelona para practicar su afición favorita: comprar cualquier cosa relacionada con el cómic nipón. Su presencia no pasa desapercibida y durante estos días no es raro que si se toma el autobús o el metro en la ciudad, el viajero tenga por acompañante a un sosia del mismísimo Son Goku. Definitivamente, han salido del armario. El héroe de la movida sigue siendo el gamberro Naruto. La capacidad coleccionista del otaku es legendaria, pero en Japón los mangas se consumen de otra manera: una vez leídos, los adolescentes van a una tienda de segunda mano y los cambian por otros.

- Espacio inédito. Marc Juviña es un apasionado de las historietas japonesas e impulsor de una experiencia inédita en España: hace unos meses abrió en Barcelona con la ayuda de algunos socios la primera manga room del país. Por tres euros la hora, el visitante puede elegir entre más de 2.000 volúmenes en castellano y otros 600 más en japonés, estos últimos enviados por sus colegas nipones tras comprarlos en Book Off, la cadena más grande de tiendas de segunda mano en las que el manga es el rey.

Los cómics no han alcanzado el rango de arte. Ni siquiera las obras de Tezuka
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"Este tipo de locales es muy habitual en Japón. Cerca de cada estación de metro o tren, te encuentras con dos o tres. Pagas un tanto por hora y disfrutas de una oferta brutal que va de 30.000 a 50.000 volúmenes", explica Juviña. "Allí meten al cliente en unos cubículos en los que tienen acceso a Internet y pueden encargar hasta la comida por teléfono. Resulta tan barato, que muchos los utilizan como hotel para pasar la noche", añade. Para completar su propuesta, en la manga room organizan fiestas del quimono, sesiones de karaoke y unas clases de japonés en las que los cómics son el mejor material para iniciarse.

- Voracidad total. La diversidad es clave, porque los otakus de pata negra ya no se conforman sólo con las viñetas: sienten pasión por todo lo que tenga que ver con la subcultura japonesa más bizarra, desde el cosplay -les encanta disfrazarse de sus personajes favoritos- a la estética de ciertas tribus urbanas, como las lolitas góticas. Para saciar su voracidad, las tiendas empiezan a importar ya revistas de manga, donde muchos títulos aparecen por primera vez antes de reunirse en un volumen o de convertirse en anime. Y también publicaciones de rock visual japonés, que a pesar de ser un movimiento que nació en los años ochenta vive ahora un momento de esplendor con sus divos andróginos con atuendos femeninos y unos pelucones tremendos que causan furor. Su influencia ha llegado también a marcar la apariencia de los personajes masculinos de los shojo, los mangas para chicas.

- Embajador y gato cósmico. Los mangakas veteranos que acuden como invitados al salón no ocultan su asombro ante esta devoción de los otakus españoles por los cómics nipones, capaces de babear frente a los storyboards de algunos capítulos de Doraemon, el gato cósmico nombrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón embajador del anime y que protagoniza una de las exposiciones de esta entrega del salón.

- No es arte. En Europa, nadie discutiría la calidad artística de Hergé o Moebius, pero en Japón los cómics no han alcanzado el rango de noveno arte, tal y como recuerda Yoshikazu Yasuhiko, uno de esos experimentados autores y creador de Gundam: the origin (Norma), que forma parte de la más famosa saga de mechas, el subgénero de robots humanoides que tuvo su eclosión con el Astroboy de Osamu Tezuka y que cautivó a los españoles con Mazinger Z. "Ni siquiera las obras de Tezuka, el padre del manga moderno, se consideran arte. Interesan más sus historias, que sus dibujos", señala Yasuhiko, que tiene bien identificado al enemigo: "Los únicos con cierto estatus son los dibujantes de las tiras de los diarios, que nos miran por encima del hombro". En el salón, sin embargo, nadie les chista. Un consuelo...

Los seguidores del cómic japonés invaden estos días Barcelona y no es difícil encontrárselos disfrazados hasta en el autobús, lo que provoca el asombro de <i>mangakas</i> como Yoshikazu Yasuhiko (derecha).
Los seguidores del cómic japonés invaden estos días Barcelona y no es difícil encontrárselos disfrazados hasta en el autobús, lo que provoca el asombro de mangakas como Yoshikazu Yasuhiko (derecha).CARMEN SECANELLA

Festín de viñetas

- ¿Dónde? El Salón del Manga de Barcelona (www.ficomic.es), el más importante de Europa, se celebra hasta el domingo en La Farga de l'Hospitalet (Barcelona).

- Premios. Por primera vez, en esta edición del encuentro del cómic, se concederán los Premios del Salón, además de realizarse los tradicionales concursos de karaoke y cosplay. En la actualidad, la tríada otaku se compone de manga, anime y videojuegos.

- Conciertos. El grupo japonés JAM Project, popular por sus canciones para series de dibujos animados, ofrecerá dos conciertos. No obstante, los otakus acuden en masa a la cita catalana para comprar toda clase de productos, desde chapas a figuritas. ¡Hasta la comida que se sirve es japonesa!

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