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Reportaje:Gastronomía

Vuelta de tuerca al concepto de ciclo alimentario

Un restaurante vende en Brooklyn bolsos con la piel de las vacas que sirve

Andrea Aguilar

Comer una hamburguesa o solomillo hoy y comprar un bolso, cinturón o cartera dentro de seis meses, confeccionado con la piel de ese mismo animal. Esta es la singular y exitosa propuesta que puso en marcha hace 10 meses el restaurante-tienda Marlowe's & Sons. "Hace unos cinco años empezamos a comprar las vacas y los pollos enteros directamente de las granjas", explica Katie Huling, copropietaria junto a su esposo, Andrew Tarlow, de un negocio que actualmente comprende tres restaurantes (Marlowe's & Sons, Diner, Roma) y una carnicería (Marlowe's & Daughters). "Pides una hamburguesa o plato de carne, te lo comes y se acabó. Queríamos usar al máximo posible los animales y decidimos hacer algo más para intentar honrarles", explica en la pequeña tienda de café con aire de colmado que ocupa la parte delantera del restaurante. La piel y el cerebro eran lo único que no usaban y, curiosamente, descubrieron que una antigua técnica que empleaban los indios americanos para curtir las pieles era restregarlas con la masa cerebral. Pese a su firme compromiso con la comida orgánica y con ser lo más naturales posible, ellos por el momento no han llegado tan lejos: el cerebro se tira.

Huling ha diseñado los cuatro modelos de bolsos y las carteras que desde el pasado mayo están a la venta. También supervisa la cadena de producción: desde la granja en Pensilvania donde se crían y sacrifican los animales que sirven en el restaurante, las pieles de cerdo y vaca viajan a una tenería en la que se tiñen y curten durante cuatro meses, antes de viajar al Fashion District de Manhattan, donde los bolsos se confeccionan a mano. Aunque la llegada de la marroquinería tomó por sorpresa a algunos clientes, que iban a comprar un café y no tenían en mente gastarse 350 euros en un bolso, el éxito no tardó. "El principio fue lento, pero ya llevamos más de 200 bolsos vendidos y comercialmente está siendo increíble", explica Huling, que planea abrir tienda en Internet.

Desde que abrió sus puertas hace siete años, Marlowe's & Sons se convirtió en punto de encuentro para los nuevos habitantes de Brooklyn. Artistas de Williamsburg que poco a poco iban reconvirtiendo edificios de fábricas en viviendas, treintañeros en busca de un toque de modernidad y habitantes de Manhattan curiosos ante el boom de Brooklyn. Molly M. es una de las clientas del restaurante que se hizo con un par de bolsos. "La verdad es que ya no uso otra cosa", dice. Otro de los habituales, Andrew Dorsey, ha acabado trabajando en la carnicería Marlowe's & Daughters, tras formarse allí mismo en el oficio. "Solo hay cuatro sitios en Nueva York donde uno puede trabajar con todo el animal. Aquí cortamos unas tres vacas y cuatro cerdos a la semana para proveer a los tres restaurantes y la tienda", explica cuchillo en mano con The Smiths sonando de fondo.

Andrew Dorsey, carnicero de Marlowe's, junto a uno de los bolsos.
Andrew Dorsey, carnicero de Marlowe's, junto a uno de los bolsos.BILL PHELPS

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.
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