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Reportaje:Diseño

El barrio integrador de Torre Pacheco

Un proyecto de Martín Lejárraga obtiene el primer Urban Intervention Award

Anatxu Zabalbeascoa

Si para 2050 se espera que el 65% de la población mundial viva en ciudades será mejor empezar a hacerlas más habitables. ¿Cómo? El departamento de Desarrollo Urbano del Senado de Berlín sostiene que haciéndolas más sociales y sostenibles. Para concretar esa voluntad, convocó el Urban Intervention Award Berlin, un premio que quiere destacar el urbanismo más esperanzador. Y en esta primera edición, el barrio que Martín Lejárraga ha ido tejiendo en Torre Pacheco (Murcia) se ha hecho con el premio. Por detrás quedaron otras bibliotecas, asilos, el madrileño Parque Lineal junto al Manzanares o la reconversión de los muelles de Saint-Nazaire en un espacio para el arte.

La relación entre Lejárraga y Torre Pacheco se remonta al día en que el alcalde le encargó "200 millones de biblioteca". El arquitecto levantó un edificio-paisaje que redefinía la topografía de un descampado para proteger del sol su biblioteca y estiró presupuesto para construir dos parques y unas canchas deportivas que cambiaron la cara al barrio.

En las aulas de infantil y primaria hay rampas en vez de escalones

La idea era construir una arquitectura distinta, integradora, de bajo coste, baja tecnología y bajo mantenimiento. Pero también de alta ambición. A 10 kilómetros del Mediterráneo, en Torre Pacheco conviven 40 nacionalidades. De la colonia rumana a la de los sij. El proyecto quería darles respuestas a todos: inmigrantes, ancianos, niños y personas con movilidad reducida. La solución fue una rampa. A la sala de lectura se desciende: la biblioteca es una estructura de hormigón sin más acabados que un cerramiento de policarbonato y la sombra de algunas palmeras.

Entre el hormigón y las rampas, el alcalde de los 200 millones le preguntó a Lejárraga si le estaba haciendo un parking. Luego vio el cemento transformado en bancos -que acababan los muros- y mesas -que atraviesan la fachada para poder trabajar dentro o fuera de la biblioteca- e hizo de Lejárraga su arquitecto de cabecera. A los parques y la biblioteca les sumó un colegio (2.200.000 euros de presupuesto) recién inaugurado.

También aquí una rampa desciende hasta las aulas de infantil y otra conduce a las de primaria. No hay escalones. De nuevo, esa bifurcación de rampas ha dibujado la arquitectura. La rampa interior está pavimentada con césped artificial para que nadie pueda resbalarse.

Cuenta el arquitecto que la zona de la biblioteca, colegio y parques es "un paréntesis de servicios, educación y ocio en la ciudad", una caja de sorpresas en la que los pequeños caminan por la cubierta o cultivan un jardín aromático. Las relaciones entre los edificios dan forma a los patios. Hay uno cubierto para los días de lluvia que sirve para paliar también los de excesos de sol.

¿Qué viene después? ¿Cómo mejora una isla a una ciudad? Deshaciendo ese aislamiento. El nuevo urbanismo de Torre Pacheco se extiende. Lejárraga está ahora lavando la cara a la estación de autobuses.

El colegio visto desde el patio.
El colegio visto desde el patio.DAVID FRUTOS

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