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Estilos

Del cerdo se aprovecha todo... hasta la música

Matthew Herbert edita un álbum creado con sonidos del ciclo vital de un animal

Daniel Verdú

Primero recordemos que Matthew Herbert, uno de los mayores exponentes de la composición electrónica, no utiliza un solo sonido pregrabado en su música. Ni pianos eléctricos, ni cajas de ritmos, ni instrumentos programados... Lo detesta. Le parece de vagos. Solo utiliza el ruido de la calle o de lo que sea que pretende glosar musicalmente, lo manipula con los samplers y lo convierte en instrumentos. Asumido eso, su última aventura sonora ha consistido en grabar el ciclo vital de un cerdo (desde el nacimiento hasta el día que 16 chefs lo cocinaron y 100 comensales se lo zamparon) para convertirlo en los nueve temas de One pig, el álbum que publica el próximo 10 de octubre.

"Quería hacer una biografía, seguir una vida desde el nacimiento hasta la muerte. Pero claro, con un humano es complicado. El cerdo era un buen ejemplo: muchos lo odian; otros, como los españoles se comen hasta el último trozo. La música ha dejado de ser algo que impresione, pero todavía se puede grabar la vida y la muerte, aunque sea una metáfora como hacía Mahler", explica por teléfono desde Italia.

Grabó cómo 16 chefs cocinaban al animal y 100 comensales lo degustaban

La muerte, sin embargo, no pudo grabarla por las estrictas leyes alimentarias inglesas. Además, las asociaciones de animales se le echaron encima. "Es una locura. Lo hicieron más para su propia agenda que pensando en el proyecto. Es irónico: he grabado sonidos de palestinos siendo disparados y nadie protestó entonces".

El cerdo vivió 24 semanas, cuatro más que un animal criado industrialmente, resalta Herbert. El músico le acompañó durante ese periplo vital con sus máquinas grabadoras: nacimiento, mudanza, crecimiento... El resultado musical es una mezcla de géneros un tanto abstracta y experimental con algunos pasajes realmente emocionantes. "No buscaba ningún estilo. Grabas lo que encuentras. El nacimiento es muy tranquilo, la madre estaba respirando y eso es lo que ha de ser: música suave. En la canción November había mucho viento y el tema es muy dramático. En December, el cerdo se mudó a otra zona de la granja más industrial y contiene sonidos metálicos y duros".

Como no hubo grabación de la muerte, Herbert se resarció con un espectacular banquete al que invitó a 16 reputados chefs británicos a cocinar al gorrino. Cada uno, entre los que estaban el experto porcino Fergus Henderson (que se encargó de la cola), o Yoshi Yamada (que se ocupó del lomo), se centró en una parte del animal. El proceso y la degustación de los 100 invitados fueron la materia sonora de los últimos cortes del álbum. El problema es que a Herbert le robaron el ordenador donde almacenó la mayoría de sonidos de aquella velada y tuvo que tirar de una versión más reducida guardada en la copia de seguridad. "Fue la venganza del cerdo", bromea, pero perdimos "mucho dinero y tiempo".

¿Y para qué tanto follón? Pues porque al final, para él todo es política. "Puedo hacer un disco del Gobierno español (uff), de la revolución en Siria o de una piña. Me parece perverso hacerlo solo con una máquina de percusión o un piano. El gran don de un músico es convertir el mundo en música. El sonido pregrabado me parece, políticamente, la versión musical del consumismo. Hoy día es demasiado fácil hacer canciones. La gente la hace solo porque suena bien. Y creo que en este mundo en colapso ya no es suficiente".

Matthew Herbert graba sonidos de un cerdo en una granja para su disco <i>One pig</i>.
Matthew Herbert graba sonidos de un cerdo en una granja para su disco One pig.
Herbert (izquierda), con el chef británico Fergus Henderson.
Herbert (izquierda), con el chef británico Fergus Henderson.P. N.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.
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