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Reportaje:TALENTOS

El 'enfant terrible' del cine filipino

El laureado director Raya Martin llega a España con su controvertida obra

El cine asiático sigue sorprendiendo al mundo. Superado el impacto de la alegre producción bollywoodiana, el séptimo arte ha descubierto en Oriente un reducto del llamado cine de autor. Uno de sus exponentes más audaces y visibles, punta de lanza de una nueva ola de directores filipinos (completada por Khavn de la Cruz y Lav Díaz y sus producciones de 10 horas) es Raya Martin (Manila, 1984), cineasta al que se ha colgado la etiqueta de enfant terrible visto el contenido de sus tres películas y las dispares reacciones que provocan.

Su primera película fue The island of the end of the world, "un documental muy sencillo" de ejecución basado en testimonios, pero rodado en digital en Istbayat, una isla de pescadores cuyos habitantes permanecen aislados la mayor parte del año por las tormentas. Parte de su segunda entrega, Short film about the indio nacional (or The prolonged sorrow of the filipinos), resulta ser una película muda ambientada a finales del siglo XIX, en plena lucha de sus paisanos por lograr su independencia de España.

"Me sorprende que me encuentren provocador. La gente no se deja llevar"

Y su última creación es la impactante y minimalista Autohystoria, donde vuelve a prescindir de la voz y le bastan 10 planos para narrar en 95 minutos la captura y ejecución de dos jóvenes en un bosque. El argumento remite a la muerte en 1897 del revolucionario Andrés Bonifacio, fundador del Katipunan, grupo que se levantó en armas contra la ocupación española, a manos de Emilio Aguinaldo, primer presidente de la Primera República Filipina.

"No me gusta decir que es una película experimental, porque da la impresión de que no sabes muy bien lo que estás haciendo. Prefiero decir que es una película tipo videoinstalación. Juego con dos formatos, uno analógico y otro digital, y utilizo imágenes como las de principios del siglo XX para montar una historia en la que te metes en la imagen y experimentas la sensación de vivir en ella". Así presenta Martin Autohystoria, en la sede de Zinebi en Bilbao delante de los carteles de Óscar Mariné.

El realizador ha visitado por primera vez España como jurado del Festival de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, que se clausuró ayer. Y ahí, en el Museo de Bellas Artes de esta ciudad, ha estrenado su último trabajo. En su breve trayectoria le han llovido premios en festivales de Manila, Pesaro, Buenos Aires y Rotterdam, pero también críticas y desaires de algunos espectadores que han abandonado indignados las salas de proyección.

Raya Perfecto López Martín: ¿genio o simple esnob con habilidad y reconocida suerte para conseguir ayuda de instituciones para hacer productos llamativos que no cuestan mucho dinero? El tiempo lo dirá. De momento dice que su intención no es escandalizar. "Me sorprende que me encuentren provocador. Creo que eso está vinculado con las ideas preconcebidas con las que la gente va a ver Autohystoria, cuando sólo hay que ir y dejarse llevar".

Es muy claro al hablar de sus influencias. "Podría dar una respuesta de escuela de cine y decir que adoro el cine ruso, a Andréi Tarkovsky, Serguéi Parajanov o Alexánder Sokurov, pero también adoro las películas de terror de los ochenta, a John Carpenter, Wes Craven, Tobe Hooper, el cine de vanguardia estadounidense de los años cincuenta y sesenta, y la obra de Warhol". De su país admira el realismo social, de Lino Brocka, y la huella que ha dejado Mike de León, realizador de "películas mucho más íntimas".

En cuanto al futuro, tras un arranque experimental sobre las luchas independentistas y otros episodios de la historia de su país (tercera potencia cinematográfica de Asia, tras la India y China), anuncia "un cambio" en su temática. "Quiero hablar de vida, de relaciones personales, de historia del cine". Y promete más sorpresas. "Quiero hacer de todo, cine de animación, de ficción, documentales, hasta comerciales".

De momento, sus próximas entregas serán Now showing, Next attraction y Coming soon, de la trilogía Box office que aborda cuestiones como la vida anodina de una chica de ciudad, las aventuras de dos hermanos en busca de su madre y la primera experiencia sexual de un director de cine.

El primer cineasta filipino en ser aceptado en la Cinéfondation, del Festival de Cannes (elige a un número reducido de cineastas para formarlos en París), vive aún en casa de sus padres. Dice que quiere ser realizador a jornada completa. "Hasta hace poco escribía para un periódico, pero en Filipinas no ganas mucho de periodista. Tampoco como director de cine, pero me lo paso mucho mejor".

Raya Martin, en la sede de Zinebi, el Festival de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao; abajo, una imagen de <i>Autohystoria</i>.
Raya Martin, en la sede de Zinebi, el Festival de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao; abajo, una imagen de Autohystoria.txetxo berruezo

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