El futuro en un legajo del XIX
Petrantoni expone en Barcelona su trabajo, mezcla de pasado y modernidad

Palabras que no se leen. Letras que no debes juntar para que signifiquen algo. Semiótica y estética, sin despreciar el presente, sin temer el futuro y sin glorificar un pasado que no es de nadie. El arte de Lorenzo Petrantoni juega con referentes tan ajenos a los códigos contemporáneos que resulta fascinante. Empezando por su proceso y postura personal como por su belleza.
Este italiano nació hace 38 años en la ciudad portuaria de Génova. Estudió gráficas en Milán para luego mudarse a Francia, donde trabajó como director artístico en la agencia Young and Rubican. Volvió a Italia y siguió confiando en la publicidad para pagar las facturas. Pero su periplo francés le dejó una malsana fijación por el agua Perrier y por los viejos diccionarios del siglo XIX. Honoré de Balzac, Gustave Flaubert, Victor Hugo, Haussmann, la Exposición Universal de 1900... Páginas amarillentas y tapas cosidas rescatadas en cualquier mercado de pulgas.
"Dependemos de la tecnología cada vez más, deberíamos dosificarnos"
Así, hará unos ocho años, Petrantoni decidió aunar sus dos más grandes pasiones: la gráfica y la historia. "Mi trabajo está muy relacionado con esa Francia, que siempre me ha apasionado e influido. Busco las mejores imágenes en los viejos diccionarios y las junto siguiendo reglas estéticas dictadas por el amor a la gráfica. Todo el trabajo está realizado a mano. Son collages enciclopédicos", comenta este artista que afirma estar inscrito en la 39ª Semibrigada de Línea de Marengo, cruenta batalla de 1800 en la que resultó herido el duque de Belluno. Petrantoni no sólo escanea estos viejos libros. Se los lee. Y eso es lo que dota a su obra de un valor que va mucho más allá del esteticismo y el revival.
Petrantoni vive atrapado entre esa pasión por el pasado -"me ha servido para descubrir personajes que han cambiado nuestro mundo, y cuyas historias me han ayudado a entender aspectos desconocidos de la vida"- y la aceptación del presente digital del que opina: "Es indispensable para llevar a cabo mi obra, pero deberíamos dosificarnos con la tecnología porque cada vez somos más dependientes de ella". Mal dibujante pero gran ilustrador y mejor contextualizador, la pasión de Petrantoni por las apuestas tipográficas alcanza incluso a las respuestas al cuestionario para confeccionar esta pieza (mandado por e-mail): llegan en un documento aparte, tabulado, con las preguntas en magenta, en letra Times New Roman y justificado al centro.
Parece que su arte casi se lee y que su escritura es también una postura estética. "Pienso que la estética debe sostener la tipografía, si no, puede volverse aburrida. Poder decorar un texto permite poder enfatizarlo; es como iluminar a un actor sobre el escenario. En cuanto a mi obra, la mayor parte de las ilustraciones son visuales, utilizo el texto para hacer que el mensaje sea más claro".
El próximo 19, la galería Vallery de Barcelona presenta sus collages en la muestra Las Extrañas Aventuras de Monsieur Petrantoni en Vallery, viejas ilustraciones, tipografías, cenefas y demás recursos gráficos de la época se ensamblan utilizando nuevas tecnologías (metalizados, barnices, UV, serigrafías...) para terminar componiendo piezas en blanco y negro. La exposición coincide con la edición del libro Las Extrañas Aventuras de Monsieur Petrantoni, que reúne toda su obra. Parece un verso futurista, de esa época en que creíamos que algún día los ordenadores cabrían en una habitación, que existiría una máquina para lavar la ropa y podríamos viajar en el tiempo sin tener que cambiar de ropa o acento, algo en lo que Petrantoni aún cree.


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