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diseño

El gran pionero de la iluminación desvela sus trucos

Mario Nanni ha colaborado con arquitectos como Zumthor o MVRDV

Anatxu Zabalbeascoa

Hace 45 años, cuando la profesión de lighting designer (iluminador de espacios y edificios) no tenía todavía nombre, Mario Nanni (Bizzuno, Ravena, 1955) ya jugaba con las sombras entre las páginas blancas de su cuaderno escolar. La suya es una historia digna de una película de Tornatore, con la magia y el exceso de quien se fascina ante la luz que brota de la oscuridad. Así, era su abuelo el que lo llevaba al cine a ver cómo de lo más negro brotaba el chorro de luz del que surgían las imágenes, y fue la urgencia por encontrar un trabajo la que lo convirtió en electricista. Más allá de instalar y reparar, Nanni no dejó nunca de forzar juegos de luz. Por eso, en 1994 fundó, con el nombre de su pueblo, la fábrica-laboratorio Via Bizzuno.

Mucho antes de convertirse en diseñador, trabajó como electricista

"Trabajar con la luz no es solo cuestión de física. Se precisa saber percibir, adivinar, apasionarse y no cansarse de experimentar", cuenta. De James Turrell a Olafur Eliasson, son muchos los artistas plásticos que, con contundentes juegos de luz, han logrado transformar la percepción del espectador de manera mucho más sutil que con la distorsión física de un espacio.

En esa línea, Nanni trabaja iluminando el trabajo de otros dise-ñadores y proyectistas. Arquitectos como Peter Zumthor, Shigeru Ban, MVRDV, Claudio Silvestrin o Kengo Kuma han solicitado su colaboración. Y él mismo da clases de iluminación en la Escuela de Arquitectura de Ferrara.

El mensaje que transmiten los trabajos de Nanni es el de la luz, es decir, algo, como su propia naturaleza, poderoso y sin embargo etéreo. Es esa paradoja la que apasionó a este diseñador-electricista y la que trata de explotar en trabajos como El termómetro de la luz, que proyectó en la plaza Zabalburu de Bilbao, o La luz de la música, que montó sobre la fachada de La Scala de Milán.

Hasta el 28 de enero, los vídeos y las imágenes de muchos de sus trabajos pueden verse en una muestra organizada por la galería milanesa Galería Spazio FMG per l'Architettura. En la exposición, Nanni además de mostrar sus obras, desvela sus secretos: "Ningún truco para la luz natural, ocho para la artificial", cuenta. Esos ocho secretos expuestos en Milán van desde apuntes funcionales -"luz solo dónde está tiene un efecto"- hasta consejos de experto -"la luz como generadora de color"-. Los trucos de Nanni pasan por una interpretación del claroscuro del Barroco -"La presencia es tan importante como la ausencia"-, para indagar también en cuestiones físicas: "Es fundamental tratar la luz como materia, se debe decidir el espesor de la luz". Por último, una de las artimañas de Nanni rinde homenaje al japonés Junichiro Tanizaki y su Elogio de la sombra. En su empresa Viabizzuno, el cargo de Nanni es, precisamente, el de director del departamento de proyección de sombras. Ya dijimos, un cargo de película.

<i>La luz de la música,</i> instalación luminosa de Mario Nanni para La Scala de Milán en 2009.
La luz de la música, instalación luminosa de Mario Nanni para La Scala de Milán en 2009.GABRIELE BASILICO

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