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Reportaje:Moda

El hombre alambre

Delfín evoca un campo de concentración en su desfile - La moda alienta siluetas masculinas lánguidas

Elsa Fernández-Santos

Es lo que ya se ha bautizado como "el efecto Hedi Slimane". Es decir, la pasarela invadida por hombres lánguidos, pálidos y delgados. El ideal creado por el que fuera diseñador de Dior Hombre, el padre del look de Pete Doherty, ha logrado desterrar de las pasarelas los cuerpos de gimnasio, los modelos pecho-pollo, para mayor gloria de jóvenes de aspecto suburbial y prepuber.

Ayer, el desfile de David Delfín en la Pasarela Cibeles fue espejo de una tendencia a la que el propio diseñador malagueño lleva tiempo adscrito.

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"Todo viene de París y Londres", explicaba después del desfile Pelayo, modelo de 24 años". El modelo mazas sólo le interesa a Dolce&Gabanna y Dsquared. Pequeño, fibroso y con el flequillo tapándole los ojos, Pelayo parece recién sacado de una película de Gus van Sant. Sólo le falta el patinete y la capucha. "Lo que se lleva es el aspecto quinqui londinense, que traducido a España es un rollo macho macarrilla", añade.

En primera fila del desfile de Delfín estaban ayer la actriz Blanca Portillo, los directores Félix Sabroso y Dunia Ayaso, el actor Javier Cámara y Alaska con su marido, Mario Vaquerizo. Junto a ellos, el actor Eduardo Casanova, que a los 14 años fue portada de la revista Vanidad. Ojos enormes azules pintados de negro, cazadora negra y pantalones pitillo, Casanova defiende su androginia post-pop: "Me gusta la estética muy lánguida, y aunque estoy muy delgado me visto de negro para parecerlo aún más. Las tendencias van y vienen, y cualquier limitación me parece negativa".

Mientras la pesa se impone a las mujeres modelos que no alcanzan suficiente masa corporal, en la moda masculina las tallas encogen a ritmo frenético. Carlos Serrante, director general de Globally, empresa encargada de la dirección artística y el casting de Cibeles, apuntaba ayer que los diseñadores ya no quieren cuerpos musculados: "Se buscan chicos más normales, sobrios y elegantes, pero en cualquier caso de aspecto sano". Serrante, que recuerda que el casting de Delfín está al margen del oficial, confirma que muchos modelos han abandonado el gimnasio para perder masa muscular pero que la tendencia dominante es "desterrar todo lo que no parezca saludable".

Sin embargo, las ojeras se imponían en el desfile de Delfín, que tituló su colección Intimidad y que paseó a sus modelos (más cerca del Terence Stamp de El coleccionista que del Steve McQueen de La gran evasión) por la sombra de una alambrada que parecía evocar un campo de concentración pero que, según él, simboliza las claustrofóbicas contradicciones de la familia. "Es una colección muy hermética. No sabía bien lo que quería. Me he dejado llevar más que nunca por la intuición", señaló Delfín. "Es uno de sus trabajos más potentes, David está en su mejor momento. Nadie hace en España una propuesta masculina como él. Sus modelos serán muy flacos pero su ropa nos queda estupenda a todos los demás", apuntó sonriente Félix Sabroso.

Un momento del desfile de David Delfín.
Un momento del desfile de David Delfín.BERNARDO PÉREZ
Modelo de David Delfín.
Modelo de David Delfín.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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