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Reportaje:Estilos

El icono que hace 'click'

Los muñecos de Playmobil, un referente generacional que no pasa de moda

Carmen Mañana

Tienen 35 años, están pluriempleados (vaquero, soldado medieval, futbolista...) y aun así no pierden la sonrisa. Ni siquiera ahora que su creador, Hans Beck, acaba de dejarlos huérfanos. Los clicks, que se llaman así por el ruido que hacen las piezas al encajarse, se han convertido en un icono para sus coetáneos de carne y hueso, en algo que va mucho más allá del mero juguete. Viven una segunda juventud.

El presidente de la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil, Javier Sagredo, los define como un "símbolo generacional", un fenómeno cada vez más grande que genera ferias, subastas y lucrativos ataques de nostalgia. Como los que sufre el humorista Joaquín Reyes cada vez que enumera su colección infantil: "Tenía el fuerte, el castillo, la nave espacial y el barco pirata, el preferido de Beck, con su cofre de monedas y todo". El creador del programa Muchachada Nui (La 2) es uno de los miles de treintañeros que sienten devoción por estos 7,5 centímetros de plástico articulado. Es "tan fan" que coronó su tarta de bodas con un click y una clack (que así se llaman las féminas).

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No es el único. Uno de los modelos que más vende la tienda www.mercamekos.com, especializada en muñecos de Playmobil, es, precisamente, la pareja nupcial. Resulta bastante difícil imaginarse a un niño jugando al "Sí, quiero". Pero aunque el público adulto represente una parte importante de sus beneficios, los clicks siguen siendo un juguete de éxito entre los niños. No pasan de moda, sólo han ganado el nicho de mercado de los que crecieron al mismo tiempo que ellos.

"A los críos de hoy les gustan muchísimo. Pero a los que hemos nacido en los setenta nos devuelve directamente a lo más feliz de nuestra infancia. Además, su diseño es uno de los mejores de la época, sencillísimo y muy efectivo", explica Roberto Martín, propietario de las tiendas de artículos retro Popland. La experiencia y las cifras de ventas le dicen que cualquier producto que haga referencia a los clicks es un éxito asegurado: desde camisetas hasta anillos.

Fanáticos

"¿El secreto? Creo que de lo puro sencillos que son no tienen nada", reflexiona Sagredo. Pero algo tendrán cuando se han vendido más de 2.200 millones de unidades en todo el mundo. Y ha surgido, incluso, un mercado de coleccionistas. Se han llegado a pagar 600 euros por una rara versión alemana del castillo medieval, cuyo precio original no superaría los 100. También son muy deseadas las creaciones de Famobil, la empresa que comercializó los muñecos en España hasta 1982 y que rebautizó al klicky -como se le conoce en el resto del mundo- como click. "Algunos compran las cajas y las guardan sin abrir. Otros, se compran dos: una para conservarla intacta, con el plástico, y otra, para jugar", explica el presidente de la Asociación de Coleccionistas.

En el último nivel de fervor, los fans acérrimos personalizan las figuras para crear, como en el caso de Sagredo, "el click Cid o la clack Juana de Arco" y reconstruir episodios históricos. El más espectacular que ha recreado la Asociación Española de Coleccionistas es la batalla de Gettysburg, con 3.000 figurantes (de cabellera intercambiable). La hazaña tuvo lugar en la última feria celebrada el pasado septiembre en Barcelona, con más de 8.000 asistentes.

Todo por un muñequito que, según cuenta la leyenda, nació así de pequeño para reducir costes y plástico tras la crisis del petróleo de 1973.

Castillo medieval de Playmobil.
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Dos caballeros medievales.
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