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Reportaje:Diseño

Un icono útil junto al Segre

El nuevo Palacio de Congresos y Teatro de Lleida, ejemplo de edificio cívico

Anatxu Zabalbeascoa

"Ser alcalde no es un oficio, es un estado civil. Se es 24 horas al día, 365 días al año. Un alcalde se casa con su ciudad". Habla Ángel Ros, regidor de Lleida. Los alcaldes dicen muchas cosas. Pero saben que hablan los hechos: el sistema de escuelas municipales de música de Gallardón en Madrid, el de bibliotecas que consolidó Hereu en Barcelona, el empeño de Miguel Ferrer por resolver una novedosa iluminación en la plaza del Torico de Teruel o la odisea de Iñaki Azkuna por cambiarle el color a Bilbao, del gris al verde, es lo que los hace creíbles.

Ros se casó, pues, con Lleida y ha decidido reivindicar su ciudad construyendo un icono útil. Muy útil: en un mismo edificio aparecen un teatro, un palacio de congresos, nuevas oficinas para Mercolleida, una plaza pública y la nueva postal ilerdense. Además, el edificio, de factura holandesa, habla de la ciudad, de sus cultivos y de su paisaje agreste. Y rinde tributo al Segre, el río al que dirige sus vistas el restaurante del inmueble.

La nueva Llotja de Lleida es un edificio indudablemente icóni-co. Pero, en su combinación de usos, también es una infraestructura social para el siglo XXI -que empieza cabalmente dispuesto a que los teatros o los campos de fútbol no se utilicen sólo una vez cada dos semanas-. La Llotja es, también, seriamente sostenible: Sostenible con mayúscula. Se trata de un edificio capaz de generar la electricidad que consume, con una cubierta-jardín sembrada de células fotovoltaicas. Placas solares calientan el agua y un sistema de refrigeración aprovecha la del río Segre. Formalmente, se trata de un edificio capaz de tragarse el estómago para ceder espacio, en la planta baja, y dejar libre una plaza pública para uso de los ciudadanos.

Sus autores, el estudio holandés Mecanoo, que lidera Francine Houben, hablan de la sostenibilidad como de su ADN. Pero llevan haciéndolo desde antes de que ésta tuviera nombre, cuando abrieron despacho en 1984. Como sucede con los alcaldes, más importante que lo que dicen los arquitectos es lo que hacen. Y Mecanoo no sólo define la sostenibilidad como una "responsabilidad social". En la Facultad de Económicas que levantaron en Utrecht, en la Biblioteca de la Universidad Técnica de Delft o en el Centro de Artes Escénicas de Kaohsiung, en Taiwan, han empleado sistemas, materiales y diseños capaces de ahorrar y almacenar energía.

Si la sostenibilidad es la obsesión del grupo -que trabaja con el estudio local Labb-, su manera valiente de relacionarse con paisaje y contexto les ha hecho perder miedo a que, al diseñar, les salga un icono. Y es que a partir de cierto tamaño (seis plantas -dos subterráneas- y 37.500 metros cuadrados construidos), las opciones son poco más que mamotreto o icono. Evidentemente, la nueva Llotja consigue dejar huella. Pero con sus fachadas de piedra logra, a la vez, convertirse en aliada de la ciudad, del paisaje y del ciudadano: difuminándose en el horizonte y ofreciendo cobijo para la lluvia y sombra, durante los tórridos días de verano.

La ciudad ha ganado no sólo una infraestructura polifuncional. También un espacio urbano en el que las escaleras sirven de gradas para representaciones al aire libre. El edificio es de vanguardia, la idea es de las antiguas ciudades mediterráneas: un techo para la vida en la calle y una plaza para la vida cívica. Y el resultado brilla cargado de futuro.

El edificio polifuncional diseñado por el estudio Mecanoo para la nueva Llotja de Lleida.
El edificio polifuncional diseñado por el estudio Mecanoo para la nueva Llotja de Lleida.ÍÑIGO BUJEDO AGUIRRE

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