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moda

La pasarela Cibeles cambia (de nombre) para adaptarse al futuro

Amaya Arzuaga destaca en la jornada inaugural de la Madrid Fashion Week

Elsa Fernández-Santos

Un juego de diana en el que se rifan unas gafas de sol o una manicura de uñas exprés auspiciada por una marca de teléfonos móviles. Con un algodón de azúcar color rosa en una mano y un cóctel de vodka color verde en la otra, la pasarela Cibeles -desde ahora la Madrid Fashion Week, un nuevo nombre para una deseada proyección internacional- arrancaba ayer su nueva y ajetreada etapa.

"Más arriesgada, no podemos quedarnos quietos. Con todo el sistema bancario en danza solo se puede seguir en permanente movimiento", señaló el presidente de Ifema, Luis Eduardo Cortés, uno de los responsables del nuevo impulso al certamen madrileño.

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Dos pasarelas, la Cibeles y la Neptuno, centran la actividad del pabellón 14. Ocho desfiles cada día y un espacio total que triplica al de hace un año (de 4.000 a casi 15.000 metros cuadrados). 52 diseñadores, 18 maquilladores, 18 peluqueros, 1.000 periodistas acreditados (de los que sólo 80 son extranjeros) y 250 personas en el departamento de coordinación. Azafatas con pelucas y modelos (45, entre hombres y mujeres) que se desplazan de vestuario en vestuario en patinete. El poder aglutinador de la moda se resumía ayer en una foto: Ana Botella en el mismo banquillo que la cantante Bebe.

Los delicados pasos de una bailarina abrían la semana. Con un vestido de fiesta de rayas rosas de Devota y Lomba llegaba el primer desfile de la primera jornada. "Es un modelo asimétrico, de tablones encontrados y, atrás, lo que llamamos una oreja", explicaba con esmero la patronista Susana García, que después de 5 meses de trabajo veía pasar en apenas 20 minutos los 36 modelos del desfile. A Devota y Lomba le seguía Duyos: mujeres patinadoras, gélidas y nacaradas como las adolescentes de Las vírgenes suicidas. La frescura hippy chic de Ailanto chocaba con la rigidez sesentera de Lemoniez.

El pabellón se llenó por la tarde, con Victorio & Lucchino, y se puso en pie con Amaya Arzuaga: los hilos de fibra óptica, los flecos láser transparentes y las plumas construidas con tul y raso eran protagonistas de una colección galáctica y clásica, seria y divertida. Cerraron la jornada Ángel Schlesser y Agatha Ruiz de la Prada. La inversión en la Madrid Fashion Week es de 3,2 millones de euros y el acento este año se ha puesto en el llamado village, es decir todo lo que no es pasarela: anunciantes de revistas, coches, bebidas, relojes o videoconsolas. Entre desfile y desfile, cada uno intenta atraer a los invitados con masajes relajantes, brebajes fluorescentes o una sesión de maquillaje profesional. Quizá porque era el primer día, o porque el terremoto de Wall Street impedía expresiones de euforia, la temperatura ambiental fue templada.

Hasta el viernes se podrán ver las propuestas para la primavera/verano 2009 de 52 diseñadores nacionales. De ellos, desfilan 16 de los 30 jóvenes de El Ego, pasarela de nuevos creadores que este año deja de ser independiente. "El Ego nunca ha estado fuera de Cibeles", puntualiza la directora del Madrid Fashion Week, Leonor Pérez Pita. "Cibeles estaba ubicada en dos lugares distintos y ahora, por fin, todo esta en el mismo lugar". Una decisión "difícil" según el presidente de Ifema pero "inteligente". "Pese al riesgo, merece la pena cambiar. Apostamos por los jóvenes porque son los que necesitan más nuestra ayuda. Ya veremos si hemos acertado".

Descubre quién es quién en la moda española (lalistaWIP)

Un modelo del desfile de Amaya Arzuaga, ayer en Madrid.
Un modelo del desfile de Amaya Arzuaga, ayer en Madrid.LUIS SEVILLANO
Vídeo: PAULA CASADO / LAURA CORTÉS

LA EXPOSICIÓN: Mucho más que relojes

- Perseguidos como inesperadas joyas por los más ávidos coleccionistas, los viejos modelos de los relojes Swatch, expuestos estos días en la pasarela madrileña, son un recorrido por la fantasía de los pintores, diseñadores y artistas que han colaborado con esta casa suiza. Ya saben, la firma que hizo bandera de la defensa de los materiales pobres pero resultones, bien aderezados con toques de color, en el sacrosanto imperio de la relojería más centenaria.

La muestra reúne en la Madrid Fashion Week 25 modelos antiguos de la marca. Desde el primero, de 1983, el mítico (e inencontrable) Jelly fish a los modelos creados por, entre otros, la modista provocadora Vivienne Westwood, el cineasta Pedro Almodóvar, el diseñador industrial Alessandro Mendini, el pintor Eduardo Arroyo o Pablo Picasso (en la fotografía, el modelo en cuestión).

MODA Y RECICLAJE: Momento 'eco-chic'

- Juan Duyos cerró con broche de cristal su desfile en la jornada inaugural de Cibeles. Las modelos desfilaron hasta un contenedor de reciclaje customizado por él mismo, en el que depositaron botellas de vidrio. Los asistentes siguieron el ejemplo y reciclaron los envases que minutos antes habían encontrado en sus sillas con el mensaje "recíclame", en forma de camiseta. Curiosamente, Ana Botella seguía todo el ritual desde su silla junto al contenedor.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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