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Reportaje:MODA

No se puede ser más moderno

Rodnick triunfa en Reino Unido con sus diseños de moda inspirados en el rock

Carmen Mañana

Richard Ascott (27 años) y Philip Colbert (28) son los diseñadores de Rodnick, la última firma de culto surgida en el Reino Unido. Tienen un grupo de rock, definen su trabajo como naïf y no hay fiesta que se precie sin ellos. Su vida es el sueño de los modernos de medio mundo. Una historia que empieza con unas ovejas, termina con unas gallinas y, en medio, cuenta con Karl Lagerfeld, la reina de Inglaterra y unas sombrillas rosas como actores principales.

Philip adelanta su secreto por teléfono: "Todo lo importante que nos ha sucedido en la vida ha sido cosa del destino". Empezando por la decisión de hacerse diseñadores. En 2003, a punto de terminar la universidad y sin planes de futuro claros, visitaron una fábrica de tejidos especializada en lana de oveja. "Nos fascinó y pensamos, ¿por qué no fabricamos bufandas?", recuerda Colbert. Y así lo hicieron. Bautizaron a su firma con el nombre de la tienda que una princesa rusa abrió en Moscú en 1905 (Rodnick) y, a los pocos meses, sus chales ya estaban en las gargantas de la duquesa de York y de actrices como Lauren Bacall, Liv Tyler o Scarlett Johansson. Una fama que les permitió ampliar su catálogo a vestidos, tops, gabardinas...

Karl Lagerfeld les entronizó tras verles en un desfile de Chanel

Pero el espaldarazo definitivo llegó en 2006 y, de nuevo, de la mano de la casualidad. "Estábamos en el back stage del desfile de Chanel con unas sombrillas rosas que nos habíamos comprado. Lo que no sabíamos era que Lagerfeld había regalado sombrillas a sus invitados de primera fila. Así que nos sorprendimos mucho cuando vino hacia nosotros con toda la prensa internacional detrás, que fotografió el momento en el que nos saludó", cuenta entre risas Philip. A partir de ese momento, los medios especializados en moda comenzaron a preguntarse quiénes eran. Y grandes templos del lujo, como los almacenes Barney's, en Nueva York, o Harrod's, en Londres, abrieron sus puertas a los diseños de Rodnick.

Pero no era suficiente. Philip y Richard necesitaban nuevas experiencias. Y lo mejor que se les ocurrió fue montar un grupo de rock, de nombre homónimo. "Si otros diseñadores hacen perfumes, por qué nosotros no podemos hacer música?". El grupo ya ha tocado en Londres, París, Milán, Tokio o Nueva York pese a su reducido repertorio: cuatro canciones con nombres como We are not a rock band (No somos una banda de rock).

Después de la música, su segunda fuente de inspiración no es el sexo ni las drogas, sino la reina de Inglaterra. "Nos interesa como una persona sin corona. Nos gusta su carácter, su personalidad", comenta el diseñador. Un icono tan poco ortodoxo, como la firma, que, pese a su éxito internacional, se resiste a crecer.

Lejos de pensar en jugosos contratos con grandes multinacionales de lujo, su proyecto más inmediato es llenar el jardín de su taller de gallinas y vender sus huevos. Bajo la marca Rodnick, eso sí. ¿Un nuevo proyecto para alimentar su ethos? "No, es sólo que nos parece divertido y que nos encantan las gallinas".

Imagen promocional de Rodnick
Imagen promocional de Rodnick

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