_
_
_
_
_

Alberto lleva su boda a la calle

Tres días de fiesta para el enlace del príncipe de Mónaco con Charlene Wittstock

Las comparaciones son odiosas y a la vez inevitables. Dos meses después de la boda de Guillermo y Catalina en Londres llega ahora la de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock en Mónaco, que se celebrará los días 1 y 2 de julio. Sus protagonistas son conscientes de que parangonarán una y otra. El propio Alberto lo ha admitido públicamente en una entrevista concedida esta semana a varios medios internacionales.

-¿Cuál será recordada como la boda del siglo, la suya o la de los duques de Cambridge?

-Todo el mundo intenta comparar los dos eventos, pero esto no es el Campeonato del Mundo de las Bodas. Estuvimos en el enlace de Guillermo y Catalina y nos gustó mucho, fue un día muy hermoso y nuestra boda también será hermosa, pero... diferente.

El matrimonio consolidará el futuro del principado y avivará su turismo
Más información
Los Príncipes no estarán en Mónaco
Charlene, ¿novia a la fuga?
El enlace que pudo ser un desenlace
Rumores y preparativos en Mónaco
Y Charlene dijo: "Oui"

El programa de actos, los contrayentes, los invitados, los escenarios... nada más lejos de la pompa, el boato y también el sentimiento que acompañó a los ahora duques de Cambridge con los fastos preparados en Mónaco. La Oficina de Turismo del Principado organiza de la boda: nada mejor que un evento así para promocionar las excelencias de la zona.

Alberto, de 53 años, se casa con Wittstock, de 33, tras una larga relación de casi una década en la que la novia ha demostrado saber esperar. No era fácil que el príncipe se decidiera a dar el paso, aunque sabía que lo tenía que dar para consolidar el futuro del pequeño Principado. Por eso Wittstock echó mano de sus tácticas de nadadora experimentada y esperó con paciencia su momento. Hace cinco años se instaló en Mónaco, desde hace tres vive en el palacio de los Grimaldi y desde hace uno luce en su mano un espectacular anillo de prometida.

Cuando los consejeros de monseñor le convencieron de que su enlace no podía esperar más porque debía nacer un heredero que consolidara la dinastía, la maquinaria se puso en marcha. Solo hace falta ojear estos días las decenas de reportajes que están apareciendo en todas las revistas del mundo para ver la evolución de la novia. Qué lejos ha quedado esa chica de espalda ancha, musculada, vestida con ropa deportiva que andaba con paso torpe. La nueva Charlene sigue teniendo rasgos de nadadora, pero el equipo de estilistas de Giorgio Armani ha hecho de ella una esbelta dama que se pasea con elegancia por los salones de palacio. Dicen, además, que el bisturí ha ayudado a corregir lo que no lograron las dietas y los tratamientos.

Wittstock se muestra feliz de haber llegado donde está. Quién iba a decirla que dejaría Sudáfrica y su vida sencilla de deportista para convertirse en la sucesora de Grace Kelly. Precisamente su parecido ha jugado a su favor. Raniero buscó esposa en Hollywood y halló a Kelly, y Alberto lo ha hecho en el mundo del deporte, donde él también se mueve, y ha elegido a Wittstock. En ambos casos los matrimonios llegan por la necesidad de asegurar el futuro del Principado, siempre amenazado con ser fagocitado por Francia.

Pero la futura princesa evita hablar de Grace y busca en su cuñada Carolina el modelo a seguir. "Me voy a inspirar en la princesa Carolina, uno de los miembros más importantes de esta familia y que durante años ha ejercido a la perfección el papel de primera dama". Más vale tener a Carolina a favor que en contra, y si no que se lo pregunten a Estefanía, enemistada con su hermana durante media vida. Carolina en su día vio con buenos ojos ejercer de primera dama, pero siempre pensando en que su hijo Andrea sería el sucesor en el Principado. Sin embargo una vez que el vividor príncipe dejó claro que lo suyo eran las vacaciones eternas y las fiestas, la hermana mayor de Alberto decidió apoyar a Wittstock. Durante este último año, Carolina, instalada en Mónaco tras la separación de Ernesto de Hannover -nunca admitida por sus protagonistas-, ha seguido muy de cerca la formación de su futura cuñada. A su favor hay que destacar la habilidad de la recién llegada para saber entenderse tanto con Carolina como con Estefanía.

Si la de Londres fue una boda de catedral y palacios, esta lo es de plazas y calles. Alberto ha querido que su matrimonio sea celebrado por todo el mundo, de ahí que haya optado por decir "Sí, quiero" al aire libre en el patio del palacio principesco, para después llevar a la iglesia de San Devota el ramo de la novia. Además habrá dos ceremonias. El día 1, Alberto y Charlene contraerán matrimonio en el palacio de los Grimaldi, en una ceremonia civil a la que asistirá solo la familia, pero que se podrá seguir a través de las pantallas gigantes que se instalarán en las calles. Después, el nuevo matrimonio se reunirá con los monegascos para compartir un bufé al aire libre, confeccionado a base de platos mediterráneos y también sudafricanos en honor a la novia.

El sábado a las cinco de la tarde será el gran día de la pareja. Charlene se convertirá en su alteza serenísima, en princesa, en duquesa de Valentinois, marquesa de Baux y condesa de Carlades, como fue en su día la princesa Grace. Lo hará delante de un puñado de representantes de las casas reales de todo el mundo, que siempre han visto con cierto recelo el Principado y sus avatares familiares, y ante millones de espectadores que se sentarán ante el televisor para soñar con cuentos de princesas. Charlene ha cumplido el suyo.

El príncipe Alberto y su prometida, Charlene Wittstock.
El príncipe Alberto y su prometida, Charlene Wittstock.YVES HERMAN (REUTERS)

El guion de las celebraciones en el principado

- Los fastos comenzarán el jueves. El futuro matrimonio dará una conferencia en la playa del hotel Le Méridien para los periodistas acreditados; se calculan unos 1.500. A las 22.00, se inaugurará la auténtica fiesta. Unas 15.000 personas disfrutarán durante dos horas de un concierto de The Eagles, en el estadio Luis II.

- El 1 de julio, a las 17.00, el príncipe Alberto y Charlene Wittstock contraerán matrimonio por lo civil en el Salón del Trono del palacio principesco en una ceremonia familiar. Monegascos y turistas podrán seguir el enlace en las pantallas que se han dispuesto por el Principado. Después, el nuevo matrimonio se reunirá con los ciudadanos para compartir un bufé al aire libre. Ese mismo día, a las 20.00, habrá una recepción en el puerto de Hércules, y allí mismo, a las 22.00, se realizará un espectáculo de música y luz a cargo de Jean-Michel Jarre.

- El sábado, a las 17.00, en el patio de honor del palacio se celebrará el matrimonio religioso. Charlene Wittstock se ha convertido al catolicismo para poder ser alteza. Los príncipes de Asturias han confirmado su asistencia. A las 18.30, la novia depositará su ramo en la iglesia de Santa Devota. Además, el nuevo matrimonio realizará un recorrido por las calles de Mónaco en un coche híbrido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_