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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Argentina Brunetti, actriz

Una secundaria de lujo que trabajó con Capra, Walsh y Minnelli

Argentina Brunetti, la inolvidable esposa del señor Martini en la obra maestra de Frank Capra ¡Qué bello es vivir!, falleció en Roma el pasado día 20, a los 98 años.

Brunetti, que había nacido en Buenos Aires el 31 de agosto de 1907, abrazó pronto su vocación al crecer en una familia de artistas: su madre fue una famosa actriz siciliana de comienzos de siglo que llegó a trabajar en el cine hollywoodiense; la propia Brunetti recordó con delicadeza sus orígenes artísticos en su autobiografía In sicilian company, publicado el pasado mes de octubre, en el que describía su niñez y adolescencia siempre envueltas en el mundo del espectáculo.

Argentina Brunetti comenzó su carrera estadounidense en 1937, en las tablas del teatro. Nueve años más tarde debutaría en el cine, en un pequeño papel sin acreditar en Gilda, el memorable clásico de Charles Vidor. Cuando desembarcó en Hollywood, Brunetti ya venía precedida por una gran fama en el mundo de la ópera, donde debutó con asombrosa precocidad: con sólo tres años ya intervino en un montaje de Cavallería Rusticana. Sin embargo, sus primeros pasos cinematográficos se enmarcaron en el mundo del doblaje y prestó la voz en italiano a estrellas como Jeanette MacDonald y Norma Shearer.

Pese a haber participado en más de 60 películas y en otras tantas producciones televisivas, Brunetti siempre será recordada por los buenos aficionados por su delicada y emotiva interpretación de la señora Martini, el personaje a quien James Stewart ayudaba a obtener un hogar en ¡Qué bello es vivir! (1942). Es cierto que nunca llegaría a obtener el estatus de estrella, pero la carrera de Brunetti viaja en paralelo con la edad dorada de Hollywood y con los nombres de algunos de los más grandes artistas cinematográficos de la época.

En California (1946), dirigida por John Farrow, compartió reparto con Barbara Stanwyck y Ray Milland; en 1949 trabajó a las órdenes de Nicholas Ray en Llamad a cualquier puerta y de John Huston en Éramos desconocidos; la década de los cincuenta la descubre bajo la batuta de maestros como Delmer Daves en Flecha rota (1950), donde sus afilados rasgos encarnaban a la esposa del jefe indio Cochise; Vincente Minnelli en The story of three loves (1953) y Raoul Walsh en Los implacables (1955). El propio Dean Martin le cantaba el tema That's amore en la comedia The caddy, en la que interpretaba a su madre. Sin embargo, resulta particularmente insólito que en la mayor parte de estos trabajos, pese a relanzar la emotividad de cualquiera de las secuencias que interpretase, apareciese sin acreditar.

Sus numerosas apariciones televisivas remiten a series populares en todo el mundo, como Los invasores, Los intocables, El gran Chaparral y Kojak. Incluso en 1981 prestó sus siempre intensos servicios a una miniserie que reactivaba su relación con su país natal, Argentina: el biopic sobre Eva Perón realizado por Marvin J. Chomsky.

Brunetti también desarrolló actividades fuera del universo interpretativo y cabe recordarla como periodista especializada en la actualidad cinematográfica, fundadora de la Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood y miembro de la Federación de Radio y Televisión (AFTRA).-

Argentina Brunetti, a la derecha, junto a Joan Fontaine, en 1960.
Argentina Brunetti, a la derecha, junto a Joan Fontaine, en 1960.AP

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