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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Beverly Sills, una leyenda del canto

Soprano coloratura, interpretó en escena unos 60 personajes

Para la eternidad ha quedado como Beverly Sills, soprano coloratura, una de esas voces que enloquecen a las multitudes con sus agilidades y piruetas sin perder de vista la musicalidad. Beverly Sills ha cautivado con su Reina de la Noche, de La flauta mágica, de Mozart; con su Zerbinetta, de Ariadna auf Naxos, de Strauss; con su Cleopatra de Julio César, de Haendel; con su Norma, de Bellini, o con su Lucia de Lamermoor y otras heroínas de Donizetti. Con esos y otros muchos roles.

Comenzó a cantar a los tres años y a partir de los siete tomó clases con Estelle Liebling, como Titta Rufo. Se le daban bien la opereta y la comedia musical, y no desdeñaba la radio. Le pusieron de mote Bubbles (Burbujas), no se sabe muy bien por qué.

Debutó en Filadelfia como Frasquita en Carmen en 1947. Uno de sus mayores triunfos lo tuvo con Manon, de Massenet. En 1955 ficha por la New York City Opera, de la que llegaría a ser directora a partir de 1979. El pasado febrero, Gérard Mortier elogiaba su importante contribución a esta institución estadounidense. En 1978 obtuvo con uno de sus discos un Grammy, máximo galardón de la música en Estados Unidos

Cantó muchas veces La traviata, pero ella siempre recordaba las representaciones de Nápoles de comienzos de 1970, en las que tuvo como pareja artística a Alfredo Kraus. "Al principio se mostraba distante, incluso aburrido, pero cuando vio que yo iba en serio y tenía ideas propias sobre el personaje de Violetta se interesó muchísimo. Fue uno de los grandes éxitos de toda mi carrera. Recuerdo que tomé su cabeza entre mis manos para cantar lo de Amami Alfredo directamente en su cara. La gente no dejaba de recurrir a sus pañuelos para contener las lágrimas".

En total Beverly Sills cantó alrededor de 60 roles en escena aunque conocía unos 150. Los principales teatros de ópera norteamericanos se la rifaban. En Viena debutó en 1967 con La flauta mágica, de Mozart, y en La Scala de Milán en 1969 con El asedio de Corinto, de Rossini.

Fundó un concurso de óperas en un solo acto y dedicó en los últimos años de su vida una parte importante de su tiempo y su dinero a recoger ayuda para niños discapacitados. Hasta 70 millones de dólares, se dice, recaudó para estos fines humanitarios. Verdaderamente, era un ángel. Se casó con el periodista Peter Greenoughs. Dos de sus hijos, Muffy y Peter, tuvieron problemas físicos y emocionales, el primero con una pérdida irreversible de la audición y el segundo con retrasos mentales.

Beverly Sills falleció anteayer en Nueva York, como consecuencia de un cáncer, que la venía rondando desde 1974. El mundo de la lírica no la va a olvidar. Descanse en paz.

La soprano Beverly Sills.
La soprano Beverly Sills.REUTERS

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