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Cameron moderniza el trono

El Gobierno británico propone acabar con la preeminencia del varón sobre la mujer y con el veto a cónyuges católicos

Si Ana Bolena viviera, ya no perdería la cabeza. O al menos esos son los planes del primer ministro británico, David Cameron, que ha escrito a sus colegas de los 16 países de la Commonwealth que tienen como jefe del Estado al soberano británico, invitándoles a cambiar la ley de sucesión y acabar con la preeminencia del varón sobre la mujer. Aunque los historiadores no se han puesto completamente de acuerdo, la mayoría sostiene que Enrique VIII ordenó decapitar a Ana Bolena porque no le había dado un varón. Ahora eso tendría poca importancia: si el primer hijo es una mujer ocupará el trono, aunque luego llegue un hermano varón.

Que los varones tengan preeminencia no tiene hoy demasiada importancia a nivel práctico: el hijo mayor de Isabel II es un varón, Carlos, primero en la línea de sucesión. Y sus dos hijos, Guillermo y Enrique, son varones, segundo y tercero en la línea de sucesión. Pero sí tiene importancia simbólica y afecta en la práctica a la princesa Ana, segunda descendiente de la reina pero solo décima en la línea de sucesión, detrás de sus hermanos Andrés y Eduardo.

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El Gobierno británico lleva años barruntando el cambio constitucional. Ya lo intentó en 2005 el laborista lord Dubs, que propuso no solo acabar con esa discriminación hombre-mujer, sino con la que prohíbe a los católicos acceder al trono y a los monarcas convertirse al catolicismo o tener un cónyuge católico. La iniciativa fue rechazada por el Gobierno de Blair por su complejidad y porque no había prisas: Guillermo y Enrique eran aún muy jóvenes. Gordon Brown rescató el proyecto en 2008, al poco de llegar él a Downing Street, pero el intento tampoco cuajó.

El liberal-demócrata Nick Clegg, número dos de la coalición que lidera Cameron, ha vuelto a ponerlo sobre la mesa. Conviene aprobar la reforma antes de que el hijo mayor de Carlos tenga hijos. No vaya a ser que Guillermo y Kate tengan primero una niña y luego un varón.

Aunque se ha escrito que Cameron se resistía a poner en marcha un proyecto que considera de baja prioridad en medio de la actual crisis económica, Clegg se ha salido con la suya. Pero sus propuestas son menos ambiciosas: aboga por la igualdad hombre-mujer, pero renuncia a modificar la exigencia de que el monarca sea anglicano. Solo se propone eliminar la prohibición de que el cónyuge sea católico.

Dos países son clave para el cambio: Canadá y Australia, los que tienen más peso entre los 16 de la Commonwealth que reconocen al monarca británico como su jefe de Estado. Londres parece haber limado las reticencias de Canadá, cuyo primer ministro, Stephen Harper, declaró que esa no era una prioridad. Y aunque la primera ministra de Australia, Julia Gillard, es republicana, lo último que le preocupa en estos momentos es el debate monarquía-república. Entre otras cosas porque la monarquía está al alza en las encuestas y lo va a estar aún más con la visita de 10 días que empezará la reina el miércoles.

Los duques de Cambridge, el príncipe Guillermo y Kate Middleton.
Los duques de Cambridge, el príncipe Guillermo y Kate Middleton.GTRES

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