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Reportaje:VIAJES

La hoya de Guadix

El recinto troglodita más característico de España

Al norte de Sierra Nevada, justo en la vertical de las Alpujarras, la tierra se abre en una gran hoya recortada bruscamente, reducida a socavón ancho, irremediable, bordeada por elevaciones desordenadas, interrumpida por pináculos de tamaño desigual, tonos rojizos, ocres, pura tierra amontonada. Es la Hoya de Guadix, uno de los asentamientos humanos más antiguos de la Península, comarca que cuenta con una capital, Guadix, que fue prerromana, romana, sobre todo mora, y que acabó siendo cristiana por obra de los Reyes Católicos. Hoy es una ciudad monumental por los cuatro costados, semiguardada por sus antiguas moradas, de las que quedan restos y puertas, superpuestas en distintos barrios que suben y bajan de la colina donde se situó desde siglos. Sobre ella sobresale la gran mole rosada de la catedral, con su monumental torre barroca, y se retuerce en calles estrechas, fiel a su pasado de Medina.Habrá que pasearla a lo ancho y a lo alto, sobre todo en sus dos barrios más recogidos, el Latino -donde vivieron Alarcón y Mira de Amescua- y el que rodea la perfectísima plaza de los Corregidores, del XVI, adornada con los emblemas de los Reyes Católicos y el águila de Carlos V. Y entre los monumentos, una rápida selección: sin duda, la catedral, fundamentalmente barroca, con riquísima fachada principal; la iglesia de Santiago, que tiene una espléndida portada plateresca de -dicen- Diego de Siloé y buen artesonado; la de Santa Ana, hoy en restauración; el palacio de Peñaflor, en lo alto, con su famoso balcón esquinado sobre la muralla; el convento de las Concepcionistas y el de Santa Clara.

EN LOS ALREDEDORES

A 13 kilómetros sobre la carretera Guadix-Almería se encuentra la desviación -tres kilómetros- que lleva a La Calahorra. En esta mínima población sobre la colina se alza el maravilloso castillo del mismo nombre. Rotundo, macizo en su exterior, rematado en sus cuatro esquinas por torres redondas, es en su interior una muestra única del refinamiento renacentista de corte italiano: hermosísimo patio de doble galería levantado en mármol de Carrara, espléndida escalera, puertas de dinteles labrados; la iniciativa se debió a la familia Mendoza, que hizo llegar hasta este apartado rincón del mundo artistas y materiales italianos. Para visitar el castillo habrá que preguntar en La Calahorra por Antonino, calle de las Yedras, primera puerta a la derecha.A seis kilómetros de Guadix en dirección a Granada, una de las poblaciones trogloditas más características de toda España: Purullena. Aún sigue la gente habitando las cuevas, de fachadas perfectamente encaladas. Las antiguas chimeneas, que denuncian las casas excavadas, están hoy acompañadas por antenas de televisión: la civilización las pilló a trasmano y Purullena se incorporó a la era de la imagen sin abandonar sus viviendas rupestres.

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