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Guerra de esquelas por una herencia millonaria

Luis Gómez

Luis García Cereceda fue hombre discreto. Cultivó amistades de relevancia y emprendió grandes negocios, a pesar de lo cual no se le conoce una sola declaración y apenas una foto. Dueño de una fortuna valorada en 1.000 millones, diseñó un final discreto. Su muerte llegó el 7 de junio. Pero en el velatorio se desató el escándalo.

Escándalo que ha saltado a las páginas de los periódicos, las de EL PAÍS en concreto, en forma de esquelas, con la herencia de su fortuna como argumento. Al día siguiente de su fallecimiento le recordaban "con mucho cariño" su segunda mujer, y actual viuda, además de los hijos de esta -"tus hijos"-, de un matrimonio anterior. Una segunda esquela, 24 horas más tarde, agrupaba a la primera mujer, sus hijos (los de Cereceda), la segunda mujer y los cuatro vástagos de esta. La familia al completo. No tendría mayor importancia si no fuera porque en lugar próximo a esta esquela aparecía otra que decía: "Mi queridísimo emperador, D. Luis García Cereceda, creador de máxima belleza, falleció en la altísima torre y mazmorra de su imperio...". Firmada por "su única verdadera emperatriz, Mercedes" (la primera esposa) y "sus únicas herederas y reinas independientes por igual, Susana y Yo" (sus dos hijas).

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Indiscreto adiós a un hombre discreto

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