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Homenaje al 'Contubernio de Munich'

Sólo quedan en vida cinco de los 118 españoles que, en junio de 1962, asistieron en Munich al Congreso del Movimiento Europeo. Desde allí Salvador de Madariaga espetó a la Europa de los Seis, que acababa de iniciar su andadura, que "no podía tolerar un tirano en ninguna de sus provincias" ni debía aceptar el acercamiento que la España franquista le proponía. A su regreso a España los liberales, socialistas y demócratas cristianos fueron desterados a Fuerteventura y El Hierro o se vieron obligados a exiliarse. La participación en ese congreso, descrito por la propaganda del régimen como un contubernio, quebró las vidas de los 80 españoles que se habían desplazado desde la Península a Munich. Otros 38 asistentes españoles ya padecían el exilio. Carlos María Bru, de 79 años, presidente de la rama española del Movimiento Europeo, que acudió a Munich hace 44 años, quiso ayer, Día de Europa, rendir un homenaje a los "conjurados". Reunió en la sede del Parlamento Europeo en Madrid a las viudas e hijos de Joaquín Satrústegui, Félix Pons, Jaime Miralles, Fernando Baeza, Jesús Barros de Lis, Carmelo Cembrero, etcétera. A todos ellos Carlos María Bru les entregó un diploma que recuerda que sus padres sufrieron sanciones oficiales y dificultades personales", pero también ayudaron a "sentar las bases para la democracia española" y del ingreso en la UE.

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