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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jaap Penraat, arquitecto holandés

Falsificó documentos con los que logró salvar a más de 400 judíos durante la ocupación nazi de los Países Bajos

Isabel Ferrer

Cuando al final de su vida le preguntaron a Jaap Penraat las razones que le llevaron a arriesgar su vida por la de sus vecinos judíos, contestó con humildad que no lo sabía. "En momentos así, respondes a un impulso y no piensas en las consecuencias", dijo. En su caso, todo empezó con el aviso de la tragedia que se avecinaba en la Holanda invadida por el Tercer Reich.

Era el 20 de febrero de 1940 y las tropas nazis apresaron en una redada a 425 judíos. Enviados al campo de concentración de Mauthausen, la mayoría pereció en las cámaras de gas. Penraat, que no era judío, y colaboraba con la resistencia, decidió aplicar su habilidad gráfica a la lucha contra los ocupantes.

Aprovechando la imprenta de su padre, falsificó documentos de identidad para 406 personas. Primero copió una carta de una empresa constructora alemana en virtud de la cual se autorizaba a los judíos a ir a Francia para levantar los fortines del denominado Muro del Atlántico. Era éste un sistema de fortificaciones costeras erigido entre 1942 y 1944 en la costa oeste de Europa. La Alemania nazi pensaba defenderse así de una posible invasión angloamericana del continente europeo que llegaría desde Inglaterra.

Los trabajos eran realizados a la fuerza por obreros judíos, y Penraat se las ingenió para hacer 20 viajes a la ciudad gala de Lille. En cada uno le acompañaba una veintena de contratados ficticios. Una vez en Francia, eran escondidos por la Resistencia y llevados luego a España, país neutral en la contienda.

A pesar de que le detuvieron y cumplió dos meses de cárcel por adulterar los pases, las verdaderas razones del fraude permanecieron ocultas. Penraat no desveló la razón de sus trabajos durante los interrogatorios y siguió fabricando permisos una vez en libertad.

En 1947, el Gobierno holandés le concedió una pensión vitalicia. Casi cuarenta años después, en 1981, le distinguiría con la Cruz de la Resistencia. Para entonces ya residía en Estados Unidos y le esperaba aún otro reconocimiento a su valor. Lo recibió en 1998 en Nueva York y fue la Medalla de los Justos entre las Naciones. Pensada para honrar a los no judíos que arriesgaron sus vidas para salvarles, la entrega la autoridad israelí que recuerda a los héroes y a las víctimas del Holocausto. Grabado en el metal aparece el siguiente texto: "El que salva una sola vida, salva al universo entero". Un honor que Penraat agradeció con la falta de afectación que le caracterizaba.

"Cuando era pequeño nadie sabía quién era judío y quién no. Fue una jerarquía creada por los nazis", había manifestado en una entrevista radiofónica emitida ese mismo año.

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