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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jacques Martin, animador de la televisión francesa y ex esposo de Cécilia Sarkozy

Cómico colérico, inventó numerosos espectáculos populares

Jacques Martin nació en Lyon en 1933. A los 15 años se instala en París y alterna su intervención en varios espectáculos con oficios que le permiten sobrevivir. Su fin profesional llegó en 1998 tras una hemiplejia. Ayer, en Biarritz, falleció víctima de un cáncer.

Durante 20 años, Jacques Martin ha sido una de las figuras más populares de la televisión francesa. Había debutado en la pequeña pantalla en 1973, pero es en 1975, con Le petit rapporteur, un telediario paródico que él presentaba, cuando se convierte en estrella. Atrás quedaban casi 20 años de aprendizaje, primero en la escuela de Charles Dullin, luego como actor de espectáculos más o menos afortunados, como animador de programas radiofónicos o como cantante de operetas o compositor de comedias musicales.

Hijo de un industrial y nieto de un cocinero del zar Nicolás II, a los 15 años, atraído por el mundo de la farándula, se instala en París y alterna su intervención en espectáculos con oficios que le permiten sobrevivir, entre ellos viajante de corsetería femenina. Su carrera profesional se detuvo en 1998, debido a una crisis de hemiplejia de la que nunca se recuperó. Ayer, en Biarritz, falleció víctima de un cáncer generalizado.

Casado y divorciado cuatro veces, padre de dos criaturas con cada una de sus esposas, contrajo nupcias por tercera vez en 1984 con Cécilia Ciganer-Albeniz, hoy más conocida como Cécilia Sarkozy. En aquel momento la ceremonia civil tuvo lugar en el Ayuntamiento de Neuilly y el alcalde que ofició no fue otro que Nicolas Sarkozy, que ocho años después se convirtió en el nuevo esposo de la mujer que entonces había casado.

Jacques Martin inventó grandes espectáculos populares para la TV como productor-presentador. Cuando se casó con Cécilia Ciganer-Albeniz la familia de ésta atravesaba un mal momento económico que Martin contribuyó a solucionar. Como personaje del mundo del espectáculo era conocido tanto por la diversidad de sus talentos -guionista, cantante, bailarín, actor, presentador, etcétera- como por sus cóleras homéricas. El éxito comercial le llegó gracias a sus emisiones menos ambiciosas -Dimanche Martin, L'Ecole des fans- que le mostraban como un almibarado animador de programas repletos de niños supuestamente prodigio. Que el reconocimiento, cuando menos el económico, le llegase por lograr hacer cantar a menores ruborizados debió contribuir a agriar su carácter y, sobre todo, a alejarle de sus viejos amigos y colaboradores. Es más, el carácter irreverente de Le petit rapporteur fue pronto superado por Le guignols de l'info o por los programas de Les Nuls o Les Inconnus. Sus ideas -filmar, nada menos que en Verdún, un reportaje sobre un fabricante de bombones de chocolate en forma de obús, desplazarse al pueblo de Montcuq (fonéticamente, casi igual a Mon cul)- pronto envejecieron y su ingenuo humor escatológico pareció perder toda su corrosividad.

Algunos de quienes habían trabajado con él recordaban ayer sus irrupciones sorpresa, en plena cólera, durante programas en los que alguien decía algo que no le dejaba en buen lugar. Y también que esos ataques de rabia se acababan entre risas y abrazos, pero sabiendo que ahí había un corazón que era una herida abierta.

Jacques Martin durante una presentación en 1988.
Jacques Martin durante una presentación en 1988.AFP

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