Markus Wolf, 'Mischa', maestro de espías
Fue el jefe del espionaje de la República Democrática Alemana (RDA) y Le Carré se inspiró en él para su personaje Karla
La ironía del destino quiso que Markus Wolf, maestro de espías y durante tres décadas jefe del espionaje de la extinta República Democrática Alemana (RDA), muriera el mismo día que se cumplían 17 años de la caída del muro de Berlín. Aquel 9 de noviembre de 1989 comenzó a despedirse de este mundo el régimen al que Wolf sirvió con dedicación y virtuosismo, aunque con métodos más que discutibles. Wolf, cuyo nombre de guerra era Mischa, falleció inesperadamente en la madrugada de ayer a los 83 años en su casa de Berlín. Su figura sirvió de inspiración al novelista británico John Le Carré para construir su personaje Karla, maestro de espías soviéticos en novelas como Calderero, sastre, soldado, espía o El honorable colegial.
Nació en 1923 en Hechingen, suroeste de Alemania. A los 10 años tuvo que huir con su familia del régimen nazi ya que su padre, el conocido médico y escritor Friedrich Wolf, era judío y comunista. Tras un breve paso por Suiza, la familia se instaló en la URSS, donde Wolf fue al colegio y llegó a dominar el ruso como una lengua materna. Terminada la II Guerra Mundial, Markus Wolf volvió a Alemania, donde cubrió como periodista para la radio los procesos de Núremberg contra los dirigentes nazis. Al fundarse la RDA asumió pronto puestos de responsabilidad, primero en la Embajada germanooriental en Moscú y más tarde en los servicios de inteligencia. En 1952 ya dirigía el servicio secreto exterior.
Más de dos décadas y media tuvieron que pasar antes de que los servicios secretos occidentales consiguieran una foto de Markus Wolf, apodado por ello el espía sin rostro. En 1978 le fotografiaron en Estocolmo sin que él se percatara, y meses después la foto fue portada del semanario de Alemania occidental Der Spiegel. Cuentan que el día que el jefe de la Stasi, Erich Mielke, se enteró de que a su subordinado lo habían retratado temblaron los cimientos de la central de la Stasi en Berlín Oriental.
Mischa controlaba una eficaz red de 4.000 espías, en su mayoría en la República Federal Alemana, a los que introducía en los círculos del poder para luego, una vez bien situados, utilizarlos como informantes. El más famoso de ellos fue Günter Guillaume, estrecho colaborador del canciller Willy Brandt. Ya en 1973, el jefe del servicio secreto interior de la RFA llamó la atención sobre Guillaume al entonces ministro del Interior, Hans-Dietrich Genscher, quien informó al canciller Brandt. Pero decidieron no destapar a Guillaume hasta que no estuviera más avanzada la investigación. Antes de su detención, en abril de 1974, Guillaume y su mujer, también espía, llegaron a pasar sus vacaciones de verano con el matrimonio Brandt en Noruega.
La detención de Guillaume, el episodio de espionaje más relevante entre las dos Alemanias, provocó la dimisión del socialdemócrata Brandt como canciller, un efecto colateral que el régimen comunista lamentaría profundamente, pues la ostpolitik del canciller -el acercamiento diplomático a la RDA- recibía un duro varapalo.
Si bien criticó desde los últimos años ochenta el régimen de la RDA y se identificó con la perestroika, la revolución incruenta liderada por el presidente soviético Mijaíl Gorbachov que acabaría por dar al traste con los regímenes socialistas del Este de Europa, Markus Wolf nunca mostró arrepentimiento por el empleo de métodos no siempre lícitos para servir al Ministerio de Seguridad del Estado (Stasi).
Célebre fue la estrategia de Mischa de poner fornidos agentes a cortejar a solitarias secretarias en los centros de poder para sacarles información. Pero también se sabe que ordenó secuestrar a los agentes que se rebelaban contra él. Por secuestro y lesiones fue condenado en 1997 a dos años de prisión. Dedicado a la escritura desde 1986, vivió los últimos años en Berlín. -
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