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Obama se parece a Tutankamón

El egiptólogo Zahi Hawass relata cómo fue la visita del presidente a las pirámides

Jacinto Antón

Obama se parece a Tutankamón. Así se lo señaló al propio presidente de EE UU durante su reciente visita a Egipto el campechano y dicharachero jefe de la arqueología del país, Zahi Hawass, que acompañó al mandatario en un paseo por la zona de las pirámides de Giza. Obama le contestó que no es la primera vez que se lo dicen.

Hay que recordar que el rostro del joven faraón -algo ajado por el proceso de momificación- sorprendió a Howard Carter al abrir el sarcófago en el que estaba depositado por sus rasgos "nobles y delicados". Hawass le enseñó al presidente una réplica de la famosa estatua del rey con un arpón para recalcar la semejanza.

La conjunción Obama-Hawass, uno de los personajes más mediáticos del mundo, involucrado en todos los grandes descubrimientos recientes, dio para mucho. El egiptólogo aguardaba al presidente al pie de la Gran Pirámide sentado en una piedra, en mangas de camisa y tocado con su famoso sombrero a lo Indiana Jones. No le costó ponerse en seguida a la par con el tono informal de Obama que, aunque llegado en un helicóptero militar (aterrizó en el campo de golf del vecino hotel Mena House y se desplazó en automóvil los pocos centenares de metros hasta el área arqueológica), vestía completamente casual, mascaba chicle y bromeaba. Hawass, que le regaló una copia de su sombrero y varios ejemplares de sus libros, le recordó que habían coincidido antes en Chicago durante precisamente la exposición de tesoros de Tutankamón, cuando Obama era senador. Hawass le recordó al presidente cómo puso en apuros a la Administración de Bush al denunciar que el presidente de la Exxon tenía un sarcófago faraónico en su oficina.

Obama y Hawass entraron juntos en la Gran Pirámide y aunque estaba previsto que la visita se limitaría al primer tramo del túnel de acceso, el presidente insistió en continuar por el estrecho y claustrofóbico pasaje ascendente y la Gran Galería para llegar hasta la Cámara del Rey, con los lógicos problemas para la escolta, pues si llevas artillería, te atascas.

Luego, en la tumba de Qar, Obama se dio de cabeza contra el dintel de entrada, lo que achacó jocosamente a la maldición de los faraones. Ante el jeroglífico "Hr", que representa un rostro de frente con grandes orejas, Obama bromeó con que se parecía a él. Hawass le invitó a montar en camello, pero el presidente resistió la tentación. El egiptólogo le sugirió escalar algún día juntos la Gran Pirámide, algo que está totalmente prohibido pero que Hawass se vanagloria de hacerlo más rápido que nadie en Egipto. El egiptólogo se despidió prometiendo a Obama devolverle la visita. No hay duda de que lo hará.

Obama, con Zahi Hawass, en su visita a las pirámides de Giza.
Obama, con Zahi Hawass, en su visita a las pirámides de Giza.AFP

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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