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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Pedro Martínez Méndez, la profunda huella de un servidor público

El pasado 30 de junio falleció, en Madrid, Pedro Martínez Méndez (Burriana, 1934) quien, entre 1961 y 2000, dejó una honda huella como servidor público en todas las instituciones en las que discurrió su vida profesional.

Estudió Derecho en la Facultad de Barcelona donde tuvo como maestros a los profesores Estapé, Sureda y Sardá; animado por éste último se incorporó al Servicio de Estudios del Banco de España en 1961. Desde 1963 a 1966 trabajó en la sede de la OCDE, en París. Efectuado su reingreso en el Banco de España fue destinado, en comisión de servicio, al Instituto de Crédito a Medio y Largo Plazo (ICMLP), antecedente del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Allí, entre otras actuaciones, organizó el servicio de estudios de la entidad, reestructuró y amplió el contenido de sus memorias anuales, redactó la Instrucción de mecánica operatoria contable y estadística de la banca pública y participó activamente en la redacción de la Ley 13/1971 de 19 de julio sobre Organización y Régimen del Crédito Oficial.

A comienzos de los setenta regresó al Servicio de Estudios del Banco de España de cuya dirección fue miembro destacado. En el ejercicio de sus funciones contribuyó de forma decisiva a desarrollar los trabajos que permitieron dotar a nuestra economía de un moderno sistema monetario y financiero.

Su empeño fue decisivo para la creación del banco de datos de series históricas del Banco de España y para el impulso de la función estadística de esta institución. Sus numerosos estudios sobre el sistema financiero, la deuda pública, el mercado de valores, las herramientas analíticas de la economía española, etc, se encuentran dispersos -y a menudo sin firma- en muchas y muy diversas publicaciones, entre ellas las oficiales del propio Banco de España y de las demás entidades e instituciones donde prestó sus servicios.

En 1986 fue nombrado director general del Tesoro. Desde ese cargo además de realizar la gestión de la deuda pública -asunto al que concedió siempre máxima importancia- actuó decidida y eficazmente en la liberalización del sistema financiero y en la eliminación de los residuos de intervencionismo administrativo todavía subsistentes. También impulsó la Ley del Mercado de Valores que culminó, en 1988, con la creación de su Comisión Nacional (CNMV). Se integró en ella como Vicepresidente, y participó de forma muy destacada en la confección del marco legislativo que permitió la introducción, en nuestro país, de los Fondos de Pensiones. Reintegrándose de nuevo al Banco de España, Pedro Martínez Méndez finalizó en él sus servicios a las instituciones nacionales.

A partir de 1994 se incorporó, como consultor distinguido, a determinadas misiones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Latinoamérica, la antigua Yugoslavia, Rusia y países ex soviéticos, Bangladesh y China, entre otras. En todas estas actuaciones demostró su merecida reputación internacional de experto en temas de deuda pública y de mercados monetarios y financieros. Precisamente, sobre el análisis de la deuda pública española a principios del siglo XX siguió trabajando hasta sus últimos días con el rigor que le caracterizaba.

Es de esperar que estos estudios -junto con los demás trabajos inéditos que conforman una ingente obra de investigación- puedan ponerse muy pronto, como era su deseo, a disposición de los historiadores y analistas económicos.Por encima de sus capacidades y dedicación, quienes hemos tenido la suerte de colaborar con él y contar con su amistad, valoramos especialmente su integridad moral, su discreción, su sencillez y su bondad. Era un hombre de talento excepcional que destacaba en cualquiera de las actividades en que ponía su atención.

Basta decir que era un virtuoso del piano clasicista y del clavicordio y que, siendo ya un prestigioso economista, llegó a pensar en dedicarse profesionalmente a la enseñanza de música. Pedro, que fue todo un carácter, un hombre de una pieza, defendía ardientemente sus convicciones, a las que fue fiel a lo largo de toda su vida. Contó siempre con el respeto y la admiración de quienes tuvimos la fortuna de conocerlo. Ahora lamentamos su ausencia en el convencimiento de que hemos perdido a un hombre ejemplar y a uno de los grandes servidores públicos de este país.

Sus compañeros y amigos del Banco de España, Instituto de Crédito Oficial, Dirección General del Tesoro, Comisión Nacional del Mercado de Valores y Fondo Monetario Internacional.

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