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AJEDREZ

El latigazo

Estudio de José Mandil, 1942.

Aunque guarda gran similitud con un célebre estudio de Kubbel de 1922, este trabajo de Mandil tiene su dosis de originalidad y mucho ingenio. A partir de una posición muy comprometida, las blancas se dan maña, por medio de una combinación, para conducir al monarca adversario a una situación en la que, en el centro matemático del tablero, queda amenazado por un latigazo letal. Pero lo interesante es que ese latigazo sólo puede asestarse, para que sea efectivo, en una determinada situación, cuya construcción sobre el tablero debe forzarse. La primera jugada es un imprescindible sacrificio de caballo: 1 C - b3! De lo contrario, al avanzar a b2 el peón negro amenazaría coronar en dos casillas -c1 y b1- y sería imparable. Después de 1... a - b3 / 2 Ag6, Re5, forzada para impedir la decisiva 3 A - e4. Y ahora las blancas parecen perdidas ante la amenaza 3... b2 y 4... b1=D. Pero en su centralizado trono el monarca negro está mucho menos seguro de lo que parece: después de 3 Rd7!, b2 (3... c6 o 3... c5 sólo son transposiciones) / 4 Re7! se evidencia carácter de látigo del peón de f2; si 4... b1=D / 5 f4 j.! forzaría a 5... e - f4 a. p. / 6 A - b1, f2 / 7 Ad3, ganando. Pero las negras no tienen por qué coronar, ya que si las blancas jugasen f4 con el peón aún en b2 seguiría la toma al paso y uno de los peones negros coronaría, con lo que el latigazo se convertiría en la caricia de una anciana. Juegan, por tanto, 4... c6, a lo que sigue un interesante juego de tiempos: 5 Ah2, c5 / 6 Ab3 y ahora las negras están en zug-zwang. El resto es claro: 6... b1=D / 7 f4 j.! (el latigazo) 7... e - f4 a. p. / 8 A - b1, f2 / 9 Ad3 con victoria elemental.

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