_
_
_
_
_

La policía blinda sin éxito a Isabel II

Las fotos de dos periodistas en el coche de la reina disparan las alarmas

La policía británica se ha visto obligada a reforzar la seguridad en torno a la familia real después de sufrir una vez más la humillación de que unos intrusos se colaran sin permiso en una de las residencias oficiales. En esta ocasión, como en otras 10 antes, el incidente ocurrió en el palacio de Buckingham.

Desde que, en marzo de 1982, Isabel II se despertó sobresaltada por la presencia de un intruso sentado en su dormitorio, los incidentes que ponen en entredicho los servicios de seguridad de la familia real británica se suceden con rutinaria periodicidad.

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de la prensa por superar el atrevimiento de Michael Fagan, el hombre que compartió cama con la reina, nadie ha logrado superar la hazaña de conseguir un encuentro cara a cara con la soberana en camisón. Quizás el único caso con cierta gracia fue el protagonizado en 2003 por Ryan Parry, un reportero del Daily Mirror que consiguió enrolarse como criado y llegó a fotografiarse posando en uno de los balcones principales de palacio en sus dos meses de servicios a la monarquía británica.

El último intento, protagonizado por el dominical sensacionalista News of the world, se ha quedado más bien en poca cosa: dos reporteros que se hicieron pasar por hombres de negocios de Oriente Próximo y sobornaron a uno de los chóferes de la reina. A cambio de unos 1.135 euros, los reporteros consiguieron dar un paseo clandestino por el garaje real e incluso se sentaron en el asiento trasero de un Bentley utilizado por la reina. Y se fotografiaron en el asiento trasero que suele ocupar la reina.

El asunto ha tenido el picante de que los reporteros conocieron al chófer a través de una amiga de éste, una prostituta lituana que sólo lleva tres meses en Londres y que entraba en palacio como Pedro por su casa.

Una vez descubierto todo el engaño, Buckingham ha asegurado que investigará al acusado en cuestión, mientras que la policía se ha puesto manos a la obra para reforzar la seguridad de la familia real.

El caso ha servido al menos para que se sepa que, dado el largo historial de incidentes -casi una veintena desde que Michael Fagan se colara en palacio-, hasta la familia real está obligada a utilizar pases de seguridad. Así, el duque de Edimburgo y el duque de York, el marido y el tercer hijo de la reina, respectivamente, han tenido que justificarse al menos en una ocasión por no llevar consigo la tarjeta que da fe de que son quienes parecen ser.

Uno de los coches de la reina al que tuvieron acceso los periodistas.
Uno de los coches de la reina al que tuvieron acceso los periodistas.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_