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MENORES PROSTITUIDOS ¿Quiénes son las víctimas del "caso Arny"?

A raíz del dictamen de la sentencia del caso Arny por la Sala Tercera de la Audiencia Provincial de Sevilla, de fecha 19 de marzo de 1998, en la que se absuelve por no considerarse probados los hechos por los que venían acusados los famosos implicados en dicho procedimiento, surgió en los medios de comunicación, y no ciertamente sin falta de razón, una opinión generalizada basada en que dada la inexistencia de condena para los mismos, éstos eran víctimas de todo lo acontecido alrededor del denominado caso Arny. Ciertamente, ante dicha opinión desde luego no puedo estar en desacuerdo, ya que han sido importantes las consecuencias sociales y psicológicas producidas no solamente en los acusados conocidos por el público sino en todos aquellos que después de durante más de dos años de verse sometidos a un procedimiento judicial, se han encontrado con una sentencia absolutoria. Sin embargo, aprovecho esta ocasión para reivindicar la posición de los menores y jóvenes que, entiendo, son auténticas víctimas de todo el caso Arny, y sin que haya observado en el aluvión de noticias que surgieron a raíz de la sentencia, se halla hecho mención alguna en los medios de comunicación. Así, en la referida sentencia se condena a 23 personas, entre los que se encuentran el propietario, el personal y clientes del Arny, considerando por el Tribunal suficientemente acreditado que en dicho establecimiento se venía ejerciendo la prostitución de menores de edad. Ello conlleva que los menores a los que se han inducido, favorecido o promovido su prostitución, sean las auténticas víctimas por los hechos causados, ya que como consecuencia de esas prácticas, han sufrido y vienen sufriendo, por lo general, un deterioro importante en el aspecto psíquico difícil de superar, que lleva en algunos de ellos a crearle dudas sobre sus tendencias sexuales, tal y como así declararon en el juicio, los propios peritos médicos y psicológicos que los habían examinados. Desde un principio, han sido numerosos los menores que se han visto afectados por el caso Arny, llegándose a identificar a más de 59. La actitud de los mismos en el juicio ha sido distinta. Así, muchos de ellos se han ratificado en sus declaraciones hechas en la fase de instrucción, reconociendo la práctica de relaciones homosexuales a cambio de dinero: otros, en cambio, se han retractado en juicio de las manifestaciones realizadas ante la jueza de Instrucción, y algunos ni tan siquiera han acudido al no poder ser localizados. Quiero hacer hincapié que la imagen del menor implicado no es la que se ha observado y visto a través de los medios de comunicación en cuanto al famoso menor número 1 y sus retractaciones públicas, así como a algunos otros menores que también han salido en los medios de comunicación. La mayoría de los jóvenes implicados con independencia de que en juicio se retractaran o no de lo declarado, tenían auténticos deseos de olvidar todo lo ocurrido, llegando inclusive a manifestar su renuncia ante cualquier indemnización que pudiera corresponderle, y volviendo a sufrir un auténtico calvario ante el interrogatorio al que se vieron sometidos, teniendo que suspender el tribunal, en diversas ocasiones, las sesiones momentáneamente ante la imposibilidad, por el trastorno psicológico que sufría, de que continuaran con el interrogatorio. El deterioro psicológico de estos menores ha sido importante, no ya en sí por el ejercicio de la prostitución, sino porque en numerosos casos, directamente la decisión de ejercer la prostitución no fue tomada por los mismos de forma libre y voluntaria, sino inducida e influenciada por las circunstancias vividas en el Arny y por la situación económica. La forma de actuar en el Arny al objeto de que siempre hubiera menores, consistía en el reclutamiento directo, bien por medio de los trabajadores o por los propios menores que ya estaban ejerciendo la prostitución. Así, tanto el propietario como el encargado recorrían pueblos próximos a Sevilla a fin de captar a jóvenes menores, ofreciéndoles algún trabajo como camareros, aprovechando que se trataba de jóvenes pertenecientes a familias necesitadas. Una vez en el Arny, los inducían a que tuvieran su primera relación homosexual, bien con ellos o con los clientes, iniciándolos en la prostitución, quienes posteriormente seguían acudiendo ante la posibilidad de contar con ingresos cuando no tenían. Igualmente, alguno de los menores que ya se encontraban ejerciendo dicha actividad se les incitaba a fin de que invitaran a otros menores al Arny, habiendo una permisividad absoluta en cuanto al control de entrada, asegurándose de esta forma la existencia siempre de jóvenes en el Arny, que en su mayoría eran menores de edad. Ahora, cuando ya existe sentencia, la mayoría de los menores que estuvieron inmersos en el caso Arny son mayores de edad, dado el tiempo transcurrido. Sin embargo, parece ser, por lo visto en los medios de comunicación, que son representativos de nuestra sociedad, que ya a nadie le interesa lo pasado y sufrido por esos menores, y si los mismos van a poder ser reintegrados a la sociedad ya que, en un número importante, lo vivido en el Arny les va a condicionar para el resto de su vida. En definitiva, no podemos olvidarnos que, efectivamente, el tribunal ha absuelto a los famosos implicados en el caso Arny, pero desde luego ha condenado por el ejercicio de la prostitución a 23 acusados, reconociendo como hechos probados que en dicho establecimiento se ejercía la prostitución de menores de edad, los cuales son, por esa circunstancia, las auténticas víctimas del caso Arny.FRANCISCO ÁLVAREZ BENÍTEZ

Francisco Álvarez Benítez, abogado de Prodeni, acusación popular del caso Arny.

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