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La Audiencia reabre la investigación sobre la contaminación de las canteras de Alhaurín

La sala revoca el archivo de una denuncia sobre el impacto a la salud del polvo de las minas

Fernando J. Pérez

La Audiencia Provincial de Málaga ha ordenado reabrir la investigación sobre las emisiones de polvo a la atmósfera y su posible impacto sobre la salud que producen las polémicas canteras de Alhaurín de la Torre (Málaga), de las que se extrae roca dolomítica para fabricar cemento y hormigón. En una resolución que revoca el archivo de la causa decretado por un juzgado malagueño, la sección octava de la Audiencia malagueña exige la realización de nuevas mediciones del polvo que generan las minas a cielo abierto, como pide la plataforma contraria a los yacimientos.

La sala ha admitido el recurso de la plataforma contra el archivo de la causa por parte del juzgado de instrucción número 13 de Málaga. Este órgano judicial había dado carpetazo en mayo de 2006 a la denuncia por delito contra el medio ambiente presentada en octubre de 2005 por la Plataforma en Defensa de la Salud y de la Sierra. El juzgado se basó entonces en un informe del Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil.

Este informe, que ponía de manifiesto que los yacimientos "no superaban los límites reglamentarios de emisiones contaminantes a la atmósfera", sólo tenía un defecto: había sido elaborado el 1 de enero de 2005 y se refería, por lo tanto, a fechas anteriores a la denuncia de la plataforma, que había pedido que el Seprona realizara "nuevas mediciones de polvo" (...) "junto con técnicos competentes con aparatos homologados", de los que el instituto armado carece.

La Audiencia de Málaga da la razón a la plataforma e indica que las diligencias de investigación solicitadas por los ecologistas "podrían haber contribuido al esclarecimiento de los hechos". Además la sala estima que el hecho de no haberse practicado nuevas pruebas "privó al recurrente del derecho a obtener la tutela judicial".

En su denuncia, la Plataforma por la Salud y la Sierra, que cuenta con unos 300 miembros, en su mayoría vecinos de las urbanizaciones más próximas a las minas a cielo abierto, adjuntó los resultados de algunas mediciones esporádicas sobre el polvo en suspensión en distintos puntos de la localidad entre abril de 1997 y abril de 2005. Estas mediciones superan en su mayoría los límites establecidos por la legislación en vigor sobre calidad del aire.

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Las tomas de muestras se realizaron cada tres años en los límites de las canteras, cuando la ley establece que para declarar contaminada la zona los niveles de polución deben superarse al menos 35 días al año. "Es necesario tomar medidas más prolongadas en el tiempo con medidores fijos que cumplan la normativa. Además, las empresas pueden conocer previamente los días de medidas puntuales y reducir su actividad extractiva, lo que falsea los datos", señala Francisco Galán, abogado de la plataforma.

Según datos de la plataforma, el 15 de agosto de 2003 en la urbanización Fuensanguínea, cercana a las minas el promedio de partículas de polvo en suspensión llegó a 250,4 micras por metro cúbico de aire, cuando el máximo legal era de 60.

Cuatro de las principales canteras de Alhaurín fueron cerradas por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en diciembre de 2005 por carecer de licencia. Tras un mes de huelga de los trabajadores, que amenazó con paralizar la actividad constructora en la provincia de Málaga, empresas, Ayuntamiento y Junta de Andalucía llegaron a un acuerdo para poner en marcha un "plan de restauración" de los yacimientos que permitirá mantener la actividad durante siete años.

Las mediciones diarias en distintos lugares del municipio y la investigación de su impacto en la salud tienen como objeto "depurar las posibles responsabilidades penales si las hubiera de las administraciones que durante años han consentido y están consintiendo la existencias de actividades cerradas por el TSJA por ser ilegales y que son un foco de contaminación atmosférica y de perjuicio para la salud".

La doctora Cristina Martínez, neumólogo del Instituto Nacional de Silicosis, con sede en Oviedo, señala que el riesgo de sufrir una enfermedad pulmonar o respiratoria aumenta con el tiempo de exposición al polvo. "Se comienzan a detectar casos en gente que pasa expuesta más de siete horas diarias durante más de diez años". La contaminación ambiental aumenta los ingresos hospitalarios por asma aguda y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas y en los casos leves genera irritación de las vías respiratorias.

La erosión del suelo, como en el caso de las cantaras, y la combustión de metales, como en la metalurgia, crean generalmente partículas de más de 10 micras de grosor. Éstas no suelen entrar hasta el fondo de los pulmones y se suelen quedar en la región traqueo-bronquial.

Los representantes de la Plataforma señalan que entre sus miembros hay "miedo a las represalias" que puedan tomar contra ellos los trabajadores de las canteras. El pasado febrero un grupo de periodistas de Cuatro y otro de Canal Sur fueron agredidos por un grupo de canteros.

Dos camiones en la carretera de entrada a las canteras de Alhaurín de la Torre.
Dos camiones en la carretera de entrada a las canteras de Alhaurín de la Torre.ÁLEX ZEA

Una vida pegada a un 'ventolín'

Sebastián (nombre ficticio) tiene 69 años, y hasta el año pasado él y su esposa gozaban de "muy buena salud". El matrimonio llegó a Alhaurín desde Torremolinos en 1983 y se asentó en una urbanización a poco más de medio kilómetro de las canteras. El año pasado un médico le diagnóstico a Sebastián una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y a su mujer bronquitis asmática. Un certificado médico oficial de septiembre de 2006 señala que la enfermedad de Sebastián, que nunca en su vida a fumado, "no evoluciona favorablemente por estar sometido en su domicilio habitual a unas concentraciones de polvo atmosférico que de acuerdo con los conocimientos actuales constituyen un factor indiscutible de empeoramiento para su salud". "Mi mujer empezó con catarros permanentes, luego tuvo una bronquitis, y el año pasado hubo que internarla en el Puerta de Hierro, en Madrid. Ahora tiene que tomar una pastilla todos los días y estar pegada a un inhalador. Ventolín, Pulmicor, Sinvicor Forte... conocemos toda la farmacopea", señala Sebastián.

A su lado, Javier cuenta la misma historia, pero al revés. Este albañil de 55 años vivió junto a las canteras desde niño. Vivía en Arroyo Blanquillo y mi casa estaba a medio metro de donde pasaban los camiones de las canteras. Toda la casa parecía un pescado rebozado por el polvo. Con 17 años empecé a tener crisis asmáticas y sinusitis crónica, aunque me ponía mejor cuando iba a ver a mi abuela a Cártama". Tras varios meses en un hospital militar le declararon no apto para la mili. Posteriormente llegaron hemorragias de estómago, problemas cardiovasculares y decenas de visitas a urgencias con crisis asmáticas. "Voy cuando ya no me puedo ni mover y los inhaladores no me hacen efecto", asegura Javier, de baja por incapacidad permanente absoluta desde 1998. "Los niños estuvimos respirando polvo sin saberlo. Si no me llego a ir de Alhaurín estaría muerto", asegura.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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