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Cazalilla vuelve a desafíar a la Justicia y arroja la pava

Ginés Donaire

Dicen los vecinos de Cazalilla (Jaén) que quien atrapa la pava que cada año se tira desde el campanario tendrá buena suerte a lo largo del año. Quizá por ello, Manuel Jesús Robles, un joven de 21 años, posaba ayer eufórico ante los medios de comunicación con su preciado botín que, para mayor fortuna, ha logrado por segundo año consecutivo, algo poco habitual. El problema es que esta tradición choca con la normativa autonómica contra el maltrato de los animales. La pava fue lanzada ayer por otro vecino del pueblo desde lo más alto de la iglesia, a una altura de 35 metros.

Un año más, los vecinos de Cazalilla volvieron a desafiar a la Justicia y a los grupos conservacionistas y, fieles a la cita en el día de San Blas, volvieron a repetir una tradición que se remonta a principios de siglo XIX, cuando dos familias enfrentadas durante años sellaron la paz con la boda de sus hijos y tiraron desde el campanario una pava. Da igual que esta tradición sea denunciada año tras año por los grupos contra el maltrato animal, y que los vecinos -con el respaldo del Ayuntamiento, gobernado por el PSOE- tengan que sufragar la sanción administrativa.

"La pava no ha sufrido ningún daño, miren, miren", retaba en tono desafiante Robles alentado por sus vecinos. El joven, como ya hizo el año pasado, prometía que el animal estará bien cuidado en su domicilio, como es preceptivo para todos los que se hagan con la presa. "La llevaré a un corral de un familiar y allí estará hasta que muera de vieja". La suelta de la pava, que tuvo lugar minutos antes de que se hiciera la noche, volvió a reunir a cientos de vecinos de Cazalilla (840 habitantes) y de otras localidades limítrofes.

Entre el público, mezclados con discreción, agentes de paisano de la Guardia Civil para levantar el atestado que desembocará, si nadie lo remedia, en una nueva sanción, bien al hombre que tira la pava desde el campanario o, cuando éste no puede ser identificado, al mismo Ayuntamiento por tolerar esta tradición. "Como vecino estoy de acuerdo con la fiesta, aunque como alcalde tenga que acatar la ley", ha venido justificando el alcalde, el socialista Juan Balbín.La Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales (Asanda) volverá a interponer denuncia con el fin de luchar para que este tipo de tradiciones queden abolidas. El año pasado, a raíz de la denuncia de Asanda, la Junta de Andalucía interpuso una sanción de 2.001 euros al hombre que lanzó la pava, Francisco José C. L., que no tuvo reparo alguno en mostrar a cara descubierta al animal por los ventanales del campanario de la iglesia y hacer el amago de tirarla en varias ocasiones. Después liberó a la pava por el costado izquierdo desde donde aleteó hasta caer sobre el tejado del templo.

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