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Reportaje:

Cegar los ojos del Estrecho

Las mafias sabotean los radares del SIVE, vitales contra el narcotráfico

Fernando J. Pérez

Los radares, cámaras y sensores del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE), que controlan casi cada barco que se acerca el litoral peninsular español desde Huelva hasta Tarragona, así como a las islas, se han convertido en una de las peores pesadillas de las bandas dedicadas al tráfico de drogas y de personas. Estos dispositivos, que comenzaron a instalarse en 2002, han permitido a la Guardia Civil incautarse de cientos de toneladas de hachís. Además, el número de pateras llegadas a Andalucía ha caído sensiblemente: entre 2009 y 2010 se detectaron 365 embarcaciones de fortuna, frente a las 1.314 interceptadas en los dos años anteriores a su implantación.

Con estas cifras, no sorprende que las mafias hayan puesto al SIVE en su punto de mira y hayan intentado sabotearlas en diversas ocasiones. La última ocurrió el pasado 27 de marzo, cuando cuatro vecinos de La Línea de la Concepción (Cádiz) fueron sorprendidos tratando de prender fuego a la torre de comunicación del SIVE de Sierra Carbonera, vital para controlar el tráfico marítimo del campo de Gibraltar y que ya había sido destruida en octubre de 2007.

Las 21 estaciones sensoras de Andalucía han costado 88 millones

Las antenas no cuentan con vigilancia permanente sino que son controladas por patrullas móviles de la Guardia Civil, que "se dan una vuelta por ellas con frecuencia", según fuentes del instituto armado. Los saboteadores, supuestamente a sueldo de una mafia, fueron detenidos antes de que pudieran inutilizar el dispositivo, aunque consiguieron romper la doble valla de seguridad. Los atacantes ingresaron en prisión acusados de un delito de daños en instalaciones militares.

Las 21 estaciones sensoras del SIVE repartidas a lo largo del litoral andaluz han supuesto una inversión total de 88,2 millones de euros desde que en 2002 se instaló el primer dispositivo de vigilancia, en Algeciras, según datos del Ministerio del Interior. Aunque el sistema se concibió inicialmente para atajar el enorme tráfico de pateras en el Estrecho de Gibraltar, el coordinador de la fiscalía antidroga de Málaga, Gabriel Gómez Ruiz de Almodóvar, reconoce que el SIVE "ha sido una ayuda tremenda" para la localización de embarcaciones de transporte de droga. "Su entrada en funcionamiento en Andalucía ha hecho que los traficantes se desvíen a Levante, Cataluña, e incluso a Francia mediante embarcaciones con mucha más autonomía e incluso repostando en barcos nodrizas en alta mar", afirma.

Tras el primer sabotaje de Sierra Carbonera, el Gobierno reforzó las instalaciones del SIVE. En abril de 2010, el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, informó al diputado del PP José Ignacio Landaluce, las estaciones fueron equipadas con "contactos magnéticos, sensores perimetrales, circuito cerrado de televisión, iluminación sorpresiva y comunicaciones remotas", entre otros elementos. Camacho afirmó entonces que las estaciones del SIVE de Cádiz están "adecuadamente vigiladas".

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Estas medidas de seguridad no han hecho arredrarse a los saboteadores. En la provincia de Málaga se han producido al menos cuatro ataques -de los cuales dos han sido consumados-. También se han registrado daños en una de las estaciones del SIVE en Ayamonte (Huelva), y en la región de Murcia. Según fuentes de la Guardia Civil, cuando los dispositivos fijos quedan anulados por los ataques "se cuenta con un plan b", que consiste en utilizar transitoriamente las unidades de radar móvil que se emplean para dar cobertura a las llamadas zonas de sombra, aquellas donde no llega el radar estable.

GARCÍA-SANTOS

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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