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ELECCIONES EUROPEAS
Columna
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'Ciao' Europa

El Falcon de Zapatero, la hija de Chaves y los trajes de Camps. El caso Gürtel en general y los espías de Madrid en particular. Las películas porno pagadas con dinero público del marido de la ministra de Asuntos Exteriores del Reino Unido y las facturas de los diputados en compresas, jardineros y segundas residencias. El parlamento de la democracia más vieja del mundo, donde los pagos increíbles, los poco éticos o los inelegantes afectan a más de 600 miembros de la Cámara de los Comunes. Las azafatas y las presentadoras televisivas que recibieron un cursillo político en la sede del partido de Berlusconi. Las otras velinas: Verónica Lario, su mujer, pidiendo el divorcio, y la menor Noemi Letizia recibiendo al presidente de Italia al grito de "Ciao, Papi". Tres mítines en Valencia con Rajoy, "siempre detrás, delante o al lado de Paco". De Paco Camps, esperando la absolución en las urnas y las elecciones para expiar los pecados. El cambio del modelo productivo de Zapatero y su ensayo en Andalucía, anunciado al mundo desde Dos Hermanas. Los pimientos, los tomates y el calabacín de Rajoy, en su intelectual réplica desde Málaga. La vuelta a Europa en 15 días de campaña.

Mayor Oreja y López Aguilar, ambos ex ministros y ex candidatos autonómicos, que se van a Europa sin haber hecho un mínimo esfuerzo por argumentar para qué querían nuestro voto en Europa. Y junto a ellos, una larga tropa de ex ministros, ex concejales y ex alcaldes, todos en retirada y a los que se les agradece sus servicios al partido con cinco años de buen sueldo. El Parlamento Europeo como retiro de lujo y con el flamante Tratado de Lisboa. ¿De dónde? De Lisboa, ese nuevo intento de Constitución europea. Y la Europa de los 27. ¿Tantos somos ya? Si vamos por 27, la mayor elección transnacional del mundo. ¿Quizás también la mayor apatía de los electores en la historia? También. Y unos comicios con un resultado tan predecible como asumido, donde los que no votan son ya multitud. Del 68% de participación en las elecciones de 1987 al 46% de las elecciones de 2009.

Un editorial de EL PAÍS el 15 de junio de 1999: "Nunca el Parlamento Europeo había acumulado tanto poder como a partir de ahora. Nunca, en las cinco elecciones directas a la Eurocámara en los últimos veinte años, su renovación ha provocado tamaña apatía". Fue peor en 2004 y estas fueron las declaraciones de algunos líderes europeos. El presidente francés, Jacques Chirac, calificó la participación de "decepcionante". "Es una malísima noticia", dijo el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana. Miguel Ángel Moratinos, el ministro de Exteriores de España, hizo autocrítica: "Hemos fracasado al no transmitir a los ciudadanos la importancia de estas elecciones. Todos tenemos que hace una reflexión. Sería un gravísimo error no hacerlo. No podemos quedarnos con los brazos cruzados a la hora de involucrar a los ciudadanos. Hay que dar una mayor legitimidad democrática a lo que estamos haciendo".

Esta vez ni siquiera hay reflexión. La abstención está asumida en Europa. Esto cada día se parece más a la "burbuja democrática" de Saramago, ese sistema que tiene un estómago con una enorme capacidad para digerir la abstención, pero que no está preparado para el voto en blanco porque le atemoriza. ¿Se imaginan si uno de cada dos europeos, en vez de no ir a votar, hubiera votado en blanco? Daniel Innerarity dice que la política molesta por "su desconcierto e incapacidad" frente a los problemas reales de la gente. Verdad verdadera. Quizás, en vez de por la alta abstención, lo que habría que preguntarse es cómo tanta gente fue a votar el pasado domingo. Ahora que ya hemos reflexionado, seguimos a los nuestro: las velinas, los trajes y los Falcones. Ciao Europa, los que van a morir por el éxito electoral te saludan.

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